25 de julio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Cuba, ¿reforma o contrarreforma? (final)

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Tal parece que está vigente una especie de contrarreforma que impide el progreso de la sociedad cubana y los cambios estructurales y de conceptos, indispensables para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. 

A finales de abril se realizó el pleno del Partido Comunista de Cuba, que luego de cambios en sus estructuras, convocó su próximo congreso para finales de 2009. Llama la atención que poco se habla en los medios de difusión sobre ese evento, y que Fidel Castro, aún su Primer Secretario, no haya dedicado ninguna de sus Reflexiones a este crucial acontecimiento.

Nadie puede estar de acuerdo con el apedreamiento de ómnibus, la destrucción de teléfonos públicos, el robo de las estructuras y los cables de las torres de alta tensión, ni el crecimiento desmesurado de acciones ilícitas y de la corrupción. Pero está claro que todo ese proceso de anarquía en acelerado desarrollo responde a la existencia de una sociedad en descomposición, incapaz de ofrecer un futuro viable a los cubanos.

Al mismo tiempo que deben criticarse los hechos vandálicos, hay que subrayar que son parte de problemas sociales muy serios provocados por un sistema disfuncional.  La población, especialmente la juventud, descarga su ira e impotencia de forma inadecuada, pero con un sustrato provocado por las propias autoridades.

También existen cientos de miles de jóvenes que no quieren trabajar para el Estado porque no hay condiciones ni salarios aceptables en los centros laborales, lo cual ha reconocido hasta el Presidente Raúl Castro. Este problema, como los antes mencionados, no se puede resolver mediante la fuerza y la represión, sino a través de estímulos a las personas para que trabajen con confianza en el futuro.

Todo indica que ese criterio no es compartido por las autoridades que en las últimas semanas han desplegado operativos a nivel nacional contra el sector informal. Sólo en la ciudad de La Habana han impuesto 56 mil 900 multas, clausurado 72 fábricas clandestinas y 31 talleres, y hasta han arremetido contra los vendedores ambulantes, muchos de ellos ancianos de escasos recursos, y los ¨buzos¨ o buscadores en los basureros de materias primas reciclables.

Sería óptimo que todo el mundo trabajara legalmente, pero el Estado totalitario no lo permite, empeñado en controlar hasta el último resquicio de la sociedad cubana. Sería lógico crear a estas personas un marco legal para desarrollar sus trabajos, en el cual ellos  se beneficiaran, ofrecieran bienes a la población y tributaran mediante impuestos.

Pero asistimos a un  proceso que podría terminar las aspiraciones de cambios generadas por Raúl Castro, con el consiguiente incremento de la frustración de la población. Esta contrarreforma está haciendo crecer aún más los sentimientos contrarios al régimen, y podría transformarse en mayor anarquía y desobediencia social, para lo cual los dirigentes, al carecer de autoridad moral, posiblemente tomarán el camino equivocado de ejercer mayor represión, en vez de comenzar las indispensables transformaciones que con urgencia requiere el país.

 

 

 

 
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.