23 de julio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Regresión

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Cuba envejece. Los jóvenes siguen pensando en cómo cambiar de patria, permutar de ciudadanía, instalarse en algún rincón del mundo donde las consignas y el patriotismo sean ruidos lejanos. 

Simplemente pugnan por ser parte de la lista de las personas que desean maniobrar en la órbita del sentido común. Están hartos de esas promesas que de tanto brillar empañan los ángulos de la esperanza. Es pura reacción. Brazadas de náufragos en medio de una catástrofe con la banda sonora de la tercera parte de la saga  fílmica de Indiana Jones.

Tras el sonido del triunfalismo, las poses heroicas de una extensa galería de personajes, el final feliz y los créditos, se esconden los ecos del colapso, el retumbar del desmoronamiento a causa de las sacudidas del mercado negro, la crisis habitacional, los salarios incompetentes, el subempleo y las cárceles esbozando las fronteras de otra república superpoblada y siempre en plena disposición para hospedar a nuevas hornadas de inquilinos.

La juventud cubana no quiere construir el socialismo. Opta por algo más sensato: encontrar un terreno con mínimas condiciones para erigir su futuro, a merced de los porrazos existenciales fabricados en los talleres del partido único y un sinnúmero de instituciones que juran tener las claves de la felicidad humana.

Decretar la prosperidad, el pleno empleo, las superproducciones en todas las áreas de la industria, el apoyo unánime de la población, es fácil. Lo doloroso es el surgimiento de las complicaciones, su expansión y definitiva permanencia.

¿Cómo explicar la interminable secuencia de deserciones y fugas, reales y potenciales, si constantemente se asegura que Cuba es un sitio privilegiado dentro del contexto mundial en cuanto a derechos, seguridad social y oportunidades de progreso de refiere?

Uno de los principales retos para el actual gobierno y los que vendrán en calidad de relevo, bien con el propósito de alargarle otros tramos a la sucesión o acabar de darle vida a un proyecto de transición a la democracia, es el relacionado con el envejecimiento de la población a partir del fenómeno de la emigración y la negativa de las mujeres a procrear.

Según datos oficiales, la esperanza de vida ronda los 77 años. O sea, que tal indicador se acerca a los niveles actuales de los países desarrollados. Esto subraya el peligroso desfase entre unos niveles de eficiencia económica irrisorios y la ruptura del ciclo de reposición en términos poblacionales. Es decir, que en el futuro es muy posible que existan serios problemas con la fuerza de trabajo disponible.

Asumir el pago de millones de jubilaciones sin una remodelación a fondo del parque industrial, sobre todo pensando en la paupérrima situación de Cuba en este sentido, obliga a pensar en escenarios que podrían dar al traste con el caos.

La juventud cubana tenderá a continuar siendo fiel al llamado de la supervivencia. Como  sucede ahora, poco le importará lo que los políticos digan en las tribunas aunque asuman uno de los papeles secundarios que les reserva el terror.

Aplausos y abortos, repetición de consignas y acciones puntuales en la economía sumergida, posturas de lealtad al socialismo y apatías inmejorables. Tales son las convergencias posibles dentro del esquema de gobierno totalitario. Incluso muchas de las taras perdurarán. Los daños han echado raíces y no estamos hablando de una pequeña arboleda, sino de un bosque con todos sus atributos.

Para hacer algo frente al envejecimiento las autoridades han elevado la edad para acceder a la jubilación, los hombres deben contar con 65 años y las mujeres 60, antes era de 60 y 55 respectivamente.

Al paso que vamos es posible que Cuba se transforme en un asilo de ancianos. No es un chiste cruel, es casi una certeza. Por cierto, eso de la larga vida de los cubanos tiene otras lecturas. Por lo menos en las condiciones actuales dentro de la isla, vivir casi ocho décadas no es un privilegio. Sería, más bien, una añadidura al círculo de las desgracias.

Es perfectamente visible la proliferación de las zonas donde opera el capitalismo salvaje, tanto de forma discreta como evidente.

En esas geografías las personas de la tercera son ceros a la izquierda, piezas sobrantes de un rompecabezas. Es oportuno señalar algo en referencia al asunto en cuestión: el peso bruto de la longevidad es un inconveniente significativo para la carrera de obstáculos que comienza con el grito de, ¡sálvese el que pueda! 

oliverajorge75@yahoo.com

 

 

 

 
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.