22 de julio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Cuando no vuelan las cigüeñas

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - El gobierno cubano tendrá que importar bastones. Sillas de ruedas. Culeros desechables para ancianos. De seguir nuestras mujeres sin parir, nos convertiremos en el primer territorio libre de jóvenes en América. O peor, en la República Experimental de Viejos Óxidos, Luchadores, Verdes, Enajenados y Resueltos (REVÓLVER). Y esto no puede continuar. Asusta oír decir que hoy estamos entre los 50 países del mundo con mayor proporción de personas con 60 años o más, lo que representa el 16,6% de nuestros habitantes.

Resulta espeluznante saber que de seguir nuestras mujeres con esa postura negativa, para el 2025 el 26,1% de nuestros pobladores serán miembros con carné de un parque geriátrico. Entendemos que nuestras mujeres tienen derecho a planificar su familia y hacer su vida profesional. Además, nos solidarizamos con su terror a los problemas de la vivienda, la carencia de servicios de apoyo al hogar, a las dificultades con los productos de la canastilla, los salarios y otras nimiedades más como la búsqueda y captura de los alimentos.

Parir, compañeras, es una tarea de choque de la revolución, y hay que cumplirla.

También es justo reconocer que los jóvenes se van nadie sabe hacia dónde ni por qué, y este es un punto a tomar en cuenta durante las asambleas municipales de posibles emigrantes.

Que la revolución tenga que copiar legislaciones laborales de países a los que desollamos por su capitalismo salvaje, es un alarido en medio de la selva de nuestra sociedad.

Resulta deprimente que Cirila, quien apenas puede llegar a rastras al trabajo por exceso de achaques y falta de transporte, tenga que seguir diciendo no por cinco años más desde un buró.

O que Mamerto, quien ya no puede distinguir ni un burro ubicado a tres pasos, continúe otro lustro al frente de la certificación de calidad en una textilera.

Necesitamos juventud a cualquier precio. Pero si las mujeres se niegan a parir, los jóvenes se van o no quieren trabajar, y los que se quedan y laboran están pasaditos de años, haremos de Cuba un inmenso taller de figuritas en papier maché para la exportación. Nada nos detendrá, sólo la muerte, en el afán de sumarle años a la historia de la jubilación en el país.

Eso, aunque las cigüeñas se nieguen a volar sobre la isla y tengamos que echar manos al REVOLVER.

 

 

 

 
 
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