17 de julio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

El mecánico de bicicletas

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Arregla bicicletas en una céntrica avenida de Nuevo Vedado. Con meticulosidad milimétrica se  esmera en cada ciclo que llega a sus manos. Luego de concluida cada tarea, pide al dueño que pruebe el vehículo. Sólo al final recuerda sus honorarios.

Con más de treinta años y un tatuaje en el hombro, que muestra su ascendencia africana, el “bicicletero” es un habanero común.  Ha leído poco y siente un gran respeto a su trabajo.

Aprendió a arreglar bicicletas en los años del periodo especial en la década del noventa del siglo veinte, cuando la inmensa mayoría de los cubanos íbamos a todos los  lugares en bicicleta y más de doscientos mil de esos vehículos circulaban por la isla. Cuando se hicieron populares entre nosotros las expresiones inglesas forever y Fly Pigeon. Etapa dura, de acostarse sin comer, pedalear decenas de kilómetros diarios. Época de la neuritis óptica y la polineuritis. 

La falta de visión política y la vocación numantina del máximo líder llevaron a la nación a una crisis económica y de valores sin parangón en toda su historia, de la que no se ha recuperado.

El entonces joven mecánico aprendió como muchos, pero a diferencia de otros, hizo de una circunstancia la posibilidad de hacerse un profesional. La calidad del trabajo es su divisa. 

El mecánico alquila un pequeño espacio en un céntrico parqueadero de autos, al aire libre. Guarda sus herramientas en un tosco armario de madera, en el exterior de la caseta del parqueador. Una de esas excelentes construcciones levantadas en varias zonas del Vedado a principios de la década del 60.

Como buen mecánico, dentro de su armario siempre están las útiles cajas con tornillos, tuercas, arandelas y cuanta pieza sirva para arreglar el próximo equipo.  

Los insumos para estos trabajos no existen en los mercados. Tampoco el servicio de posventa para las nuevas bicicletas cubanas o foráneas que se venden al astronómico precio de hasta 400 pesos convertibles. Dos  años de trabajo de un de un obrero.

Las tiendas Fénix de la Oficina del Historiador de la Ciudad, nos cuenta el mecánico, fueron abiertas para la venta de bicicletas y de partes y piezas hace dos años.  Como la mayoría de las tiendas está desabastecida.  

Pero eso no es motivo para que este hombre nuevo, con pensamiento de  pequeña empresa se decaiga. Gana en un día más de lo que ganaría durante dos meses trabajando para el Estado. Y como dice él, sin robar, como hacen muchos de sus colegas que realizan la misma labor.

Su faena diaria ya tiene premio. Crece la clientela en su selecto barrio y muchos lo recomiendan como el mejor mecánico de bicicletas de la ciudad.

aleagapesant@yahoo.es  

 

 

 

 
 
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