14 de julio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Ni los caballos de Atila

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Dicen los viejos residentes de Jaimanitas que antes de 1959 la desembocadura del río y la costa que rodean la zona eran muy agradables: allí estaban enclavados el club La Playa y el Miami, con sus bellos restaurantes, casetas para alquilar trusas, equipos de buceo, bicicletas. Arenas blancas y agua  transparente.

En la misma desembocadura del río había un bar, El Cañón, abierto las 24 horas del día. En su puerta, sobre la arena, descansaba un cañón del siglo XVIII. También había varias cabañas pertenecientes a un norteamericano de apellido Harry, que se alquilaban a algunas familias que iban a veranear a Jaimanitas.

Estas instalaciones y las oficinas desaparecieron cuando el gobierno intervino el lugar y los comercios de la zona. 

Las cinco cabañas se convirtieron en viviendas. Hasta el viejo cañón fue retirado y nadie sabe a dónde fue a parar. El lugar, que era antes un magnífico balneario, es hoy un basurero. La arena fue saqueada, y los temporales contribuyeron al destrozo arrojando piedras donde antes había arena. 

Las familias que ocuparon las cabañas del norteamericano se multiplicaron, y el hacinamiento ha convertido el pequeño caserío en un sinfín de cuartos bautizado como La Ciudadela de Jaimanitas.

Los inspectores del gobierno, luego de recorrer la ciudadela, la declararon inhabitable. Por allí no corre el agua, y la higiene brilla por su ausencia. Sus habitantes tienen la orden de trasladarse a los albergues destinados para estos casos, pero se niegan, y se han organizado para librar la lucha por sus derechos de permanencia, reclamando materiales de construcción para reparar sus “residencias”.

Crispín es el más viejo de la ciudadela. A pesar de sus ochenta años dice que de allí no lo sacan ni los caballos de Atila.

 

 

 

 
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.