3 de julio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

¿Se acabarán los cubanos?

Ana Leonor Díaz

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – La pregunta no es retórica si atendemos a las señales de alarma que a cuentagotas se filtran del dato oficial: la población cubana envejece a un ritmo mayor que su posible remplazo, y ya los expertos vaticinan que se afectará la composición de la familia cubana.

Luego de varios meses de información contradictoria, elogiando las bondades del envejecimiento, los especialistas del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas, aseguran que la variable que más preocupa ahora es la tasa de fecundidad, pues este siglo está marcado por un descenso continuo del número de nacimientos en el país.

El año 2005 fue el momento en que Cuba registró la más alta cifra histórica de población con 11 millones 243 mil 836 personas, y justamente un año después, diciembre de 2006, el número total de habitantes decreció en términos absolutos. Si en 1965 nacieron 267 mil 611 niños, en el año 2001 esa cifra bajó a 138 mil 718.

Otros factores que afectan el insuficiente crecimiento poblacional son las defunciones y la emigración, que se mantiene inalterable desde 1998, según las cifras oficiales.

Sobre las pocas defunciones, la prensa oficial hace énfasis, pues es un índice que se mantiene, y lleva a la conclusión de que aumentan las expectativas de vida del cubano.
La tasa migratoria es una constante desde enero de 1959, cuando se produjo el primer éxodo masivo de la historia de Cuba. Luego se registraron los de 1964, 1980 y 1994, lo que reveló una tendencia a partir de entonces: de país receptor de inmigrantes, la isla se convirtió en fuente permanente de emigración.

Cifras del Ministerio de Relaciones Exteriores revelaron, a mediados de los años noventa, que la diáspora cubana era de poco más de dos millones de personas, sin contar su descendencia que, nacida en la isla o fuera de ella, no se le considera oficialmente cubanos. La ley despoja de la ciudadanía a todo cubano menor de 16 años que sale definitivamente del país. Esos niños quedan en un limbo estadístico, pues en caso de una eventual visita al país, se les considera extranjeros.

El reemplazo de la población ya es tema obligado, según se dice, para los funcionarios del régimen. Raúl Castro recriminó a las muchachas asistentes a un congreso de estudiantes, el pasado noviembre, cuando se acordó del tema del servicio militar, y el poco aporte de los estudiantes a sus filas. “Si ustedes no quieren parir –dijo- pronto tendrán que sustituir a los hombres en las unidades”. Y lo dijo quien, siendo ministro de las Fuerzas Armadas, sabe cuántos soldados y oficiales necesita para reemplazar un cuerpo armado con generales con más de 70 años.

El decrecimiento de la población en edad laboral es otra incertidumbre para el futuro de Cuba. Mientras los cubanos envejecemos a ritmo acelerado, las proyecciones estadísticas indican que en el año 2025 habrá 600 mil personas menos en edad laboral, y también un 25 por ciento de mujeres en edad reproductiva, entre 14y 45 años.

El impacto económico del futuro mediato no es halagüeño. Si se suma el estimado de tres millones de personas de más de 60 años que estarán acogidas a la seguridad social, y los pocos niños y jóvenes que habrá para entonces, tendremos en Cuba 700 personas inactivas por cada mil habitantes. De ahí que los expertos en población proponen extender la edad de retiro para hombres y mujeres.

En términos del día a día el fenómeno ya se está dando. Numerosas son los nuevos y antiguos agricultores que peinan canas y siguen trabajando la tierra, pues la escasa pensión no les alcanza y, paradójicamente, son los que garantizan la producción de alimentos, aunque resulten insuficientes.

La más reciente emigración de cubanos que se inició en 1989, continúa legalmente y de manera clandestina. Hombres y mujeres que buscan una salida a sus apremiantes problemas, sin contar el éxodo de muchos jóvenes profesionales que, a la caída del socialismo en Europa, optaron por no regresar a Cuba.


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