29 de agosto de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

La lógica de un disparate

Laritza Diversent

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Desde sus inicios el gobierno cubano diagnosticó que la población estaba escasa de raciocinio, completamente perturbada de los sentidos. Eso es lo único que explica la irracionalidad del sistema comunista y su durante  casi medio siglo. 

Los dirigentes de la revolución, al llegar al poder, se organizaron sobre la idea de que el pueblo estaba lleno de anormales incapaces de gobernarse.

Enjuiciados como ineptos, los sentenció al encierro como medida preventiva. Única forma de explicar por qué no permite a los ciudadanos salir y entrar libremente del país. Se declaró, además, su representante legal.  

Asumió que la incapacidad del pueblo para decidir por voluntad propia, era total. A los incapaces se les restringe la capacidad de obrar. Se les reconoce derecho pero no están en condiciones de ejercerlo.

Visto desde este punto de vista se entiende la razón de ser del artículo 62 de la Constitución de la República. Se explica porque este precepto establece que ninguna de las libertades reconocidas en la ley suprema puede ser ejercida contra la existencia y fines del Estado socialista. 

Los incapaces no saben lo que quieren. Por eso una ley 88 nos prohíbe pensar y expresarnos. Los comunistas son los únicos que saben  lo que más conviene a  los ciudadanos. Por eso necesitan amplios poderes. 

Como tutor, su obligación es gestionar los negocios  y administrar los  bienes del incapaz. Esto explica por qué denominó la propiedad común como la estatal socialista de todo el pueblo, y porque los ciudadanos tienen prohibida cualquier actividad económica. En la representación legal de la población, es juez y parte. Por ese motivo no requiere autorización para validar sus actos de gobierno. No rinde cuenta porque nunca finaliza su mandato. 

Se deduce por qué la creación de un órgano ejecutivo y de asistencia inmediata como el Consejo de Estado. La Asamblea Nacional del Poder Popular tiene el poder supremo pero no puede ejercerlo. La mayoría de sus miembros son hombres y mujeres de pueblo, que es lo mismo que decir incapaces. Por eso necesita un cuerpo lo represente entre uno y otro periodo de sesiones y que preside sus debates.

Visto de esta manera es lógico que una disposición emitida por el Consejo de Estado pueda modificar una dictada por el parlamento, que tiene mayor jerarquía.  
Es comprensible entonces que las atribuciones de la Asamblea Nacional son prácticamente las mismas reconocidas al Consejo de Estado. Es lógico, la mayor parte del tiempo está inactiva, sesiona 3 días, dos veces al año. Alguien tiene que asumir sus obligaciones.  

La irracionalidad del sistema comunista en Cuba y toda su vigencia, solo puede entenderse si se parte de un disparate. Los gobernantes ofrecieron a un pueblo que añoraba la felicidad una utopía  irrealizable. A cambio exigió sacrificios y sumisión. Asumió por este motivo que el pueblo era incapaz.

 

 

 

 
 
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