25 de agosto de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Chatear en Cuba 

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - En la isla de Fidel Castro son muy pocos los que chatean en Internet. Los hijos de los dirigentes políticos, los dirigentes políticos, los turistas extranjeros, los extranjeros residentes en Cuba y cualquiera que reciba moneda dura a montones. Porque chatear no sólo es un lujo, sino un verdadero privilegio.  

Y es natural. Una vez -de esto hace ya casi cincuenta años- escuché decir al difunto y militante comunista Blas Roca, que en una revolución los revolucionarios son los que pueden y deben de gozar de todos los privilegios.

Ha ocurrido así durante medio siglo, sobre todo con la nueva clase, los que al parecer son los más revolucionarios, los que ocuparon el lugar de la burguesía y la aristocracia de nuestra sociedad. 

Para acceder a Internet en Cuba hay que tener mucha plata. Ni siquiera en los clubes de computación se brinda este servicio a la población. Es como si Internet fuera el coco aquel con que asustaban a los niños. Mucho más el Google, catalogado por la prensa estatal cubana como “herramienta espuria, emporio digital y amenaza social antidemocrática”.  

Pero, ¿chatear? ¿Cómo chatear entonces en esta isla donde lo que ocurre, según un amigo de Miami, no tiene nombre ni apellido?  

De puro milagro, la primera vez que chateé en mi propia computadora, y la última, por cierto, tarde en la noche, fue tanta la emoción que sentí al dialogar con un amigo -como se puede hacer en una esquina, en la sala de la casa o en una cama-, que luego no podía conciliar el sueño.  

Los cubanos lamentamos que Internet no haya entrado aún en nuestras vidas como algo cotidiano, que aún no formemos parte de la gran familia de inter nautas hispanos. Como en todo, gracias al rancio sistema socialista-castrista, vivimos en un atraso de casi un siglo.  

Muy pocos son los lugares donde los cubanos, con sus bolsillos repletos, repito, pueden tener acceso a Internet: el antiguo Capitolio Nacional y algunos hoteles. Chatear durante treinta minutos -si la conexión es óptima- cuesta cinco pesos cuc, equivalente a cinco dólares, lo que representa la mitad del salario promedio de los trabajadores cubanos.

Esperemos a mejores tiempos. Los actuales, saturados de ineficacia socialista, no pueden asimilar los rápidos avances hacia donde se dirige la autopista de la información, capaz de eliminar barreras de todo tipo y de permitir que los seres humanos tengan acceso, en cuestión de segundos, a cualquier información que deseen. Además, el crecimiento explosivo de Internet está reñido con la censura, y la censura es, no hay duda, la característica fundamental del actual totalitarismo que sufre nuestro país. 

Para chatear cómodamente con un amigo, con un familiar o con la persona amada, los cubanos tendremos que esperar por otros y mejores tiempos. 

 

 

 

 
 
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