18 de agosto de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Aspiraciones desechas

Laritza Diversent Cámbara

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Muchos preguntan por qué los jóvenes cubanos emigran. ¿Cómo es posible que en una sociedad donde la educación y el trabajo están garantizados para todos, los jóvenes sueñen con marcharse? Muy sencillo, están frustrados. Para la juventud cubana no hay aspiraciones, ni proyectos futuros de vida.  

La posibilidad de estudiar y convertirse en profesional no es sinónimo de realización personal. ¿De qué sirve estudiar 5 años en la universidad, si cuando llegue el momento de ejercer tu profesión tu salario es menor que el de un policía, que le tomó 6 meses pasar un curso?

¿Qué utilidad tiene un título universitario si tu poder adquisitivo es cuatro veces inferior al de un custodio de hotel que tiene un título de bachiller? ¿Para qué estudiar, si vender en un mercado o pregonar cualquier mercancía por las calles de La Habana te reporta mas beneficio para resistir la permanente crisis que hunde al país desde 1989?

Según el artículo 14 de la Constitución, en el sistema económico cubano rige el principio de distribución socialista “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”. Nada más alejado de la verdad. En Cuba no es la capacitación técnica-profesional, o el trabajo con el Estado, el que propicia mejores condiciones de vida. 
Si esto fuera así, ¿por qué aumenta el número de jóvenes que abandonan los estudios y se niegan a establecer un vínculo laboral con el Estado, para dedicarse a realizar actividades económicas ilícitas? O los que alternan los negocios ilegales con las clases académicas y en muchos casos con la prostitución. 

Muy pocos jóvenes en Cuba escogen su profesión por vocación. Las ventajas económicas están  por encima de cualquier inclinación por un oficio determinado. En la mayoría de los casos, hasta eso es difícil lograr. Es necesario tener primero la mano prodigiosa del padrino, que mueve la palanca, para impulsarte en la maratónica carrera por alcanzar la plaza codiciada.  

En muchos casos es aconsejable llegar al mundo desarrollado con un título profesional. Esto permite comenzar una nueva vida, en un mundo lleno de consumismo, de explotadores y explotados, pero con oportunidades. No es robo de cerebro, es huida en masa de profesionales. 

No es fácil estudiar para después ver en la malversación el único medio de subsistencia. Es duro enfrentarse a la decisión de corromperte o actuar legalmente para satisfacer tus expectativas juveniles. Es triste reconocer que la única forma de lograr tener una vivienda, para formar una familia, sea cometiendo uno o varios delitos.

En esas condiciones ¿qué joven no desearía escapar de esa realidad que lo agobia? Cada ser humano sueña hacer algo por sí mismo. Imagínese que se le priva de soñar, que no tenga nada que esperar, que cualquier intento por hacer algo que mejore su existencia lo llevaría a la cárcel. Eso es lo que le sucede a los jóvenes cubanos. Emigran porque tienes deshechas las aspiraciones en su suelo natal.

 

 

 

 
 
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