Cuba
pasa de la trova revolucionaria a la trova revolucionada
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La Habana, 20 may (EFE).- La Nueva Trova cubana
es un movimiento musical, como pocos en la isla,
íntimamente ligado a la revolución,
pero su fidelidad a la realidad como fuente de
inspiración lleva a las generaciones más
jóvenes a criticar las cosas que no funcionan
en su país.
La trova cubana surgió a mediados del
siglo XIX y cobró relevancia a principios
de la centuria pasada, pero fue tras triunfo de
la revolución, en 1959, y con la aparición
de la "Nueva Trova" cuando se convirtió
en bandera política y cultural para los
movimientos de izquierda de América Latina.
Con autores como Silvio Rodríguez, Pablo
Milanés, Amaury Pérez o Vicente
Feliú, la Nueva Trova se abrazó
con su música a la revolución cubana
desde sus comienzos para exaltar las oportunidades
que se abrían a una población sumida
en la pobreza y la opresión.
"Fue como una especie de banda sonora de
la revolución. Todavía había
un entusiasmo muy grande en esa época y
creo que esa nueva trova, desde el 68 hasta el
70 y algo, era una trova muy revolucionaria, muy
vinculada a una época de entusiasmo",
indicó a Efe el trovador Frank Delgado.
Sin embargo, los nuevos "nuevos trovadores",
artistas como Santiago Feliú, Carlos Varela,
Pedro Luis Ferrer o Gerardo Alfonso, hicieron
de la realidad de una generación que creció
con las limitaciones del periodo especial -abierto
con la desaparición de los países
socialistas europeos- el objeto de una mordaz
crítica.
"Yo vengo de una generación que no
nos tocó ese entusiasmo revolucionario
sino que nos tocó la institucionalización
del país, entonces yo empiezo a analizar
la realidad cuando ya la revolución es
una institución y ya es menos romántica",
explicó Delgado.
Apelando al doble sentido de sus letras e, incluso,
de la crítica abierta por momentos, a algunos
nuevos trovadores no les ha resultado fácil
abrirse espacio.
Desde los consagrados a los noveles, los intérpretes
se topan con dificultades que van desde la grabación
de un disco a encontrar un lugar en el que poder
"descargar", mientras navegan entre
el complejo sistema burocrático y sortean
los límites políticos.
Frank Delgado, de 47 años, tiene cinco
discos pero ninguno de ellos editado en Cuba.
El primero, "Trovatur", fue grabado
en Argentina en 1995 y el músico asegura
que algunos de los temas de ese álbum se
han convertido en auténticos himnos que
han llegado de copia pirata en copia pirata a
todos los rincones de la isla.
Sabe que a los rectores de la música no
les gusta el tipo de letras que hace, algo que,
según dice, le dejó de preocupar
hace tiempo "porque los soportes fonográficos
hoy son muy democráticos".
"Uno con una computadora puede hacer maravillas",
afirma.
Asegura que no es bandera "de nada ni de
nadie" y está convencido de que "los
cubanos no quieren acabar con el socialismo, sino
que los cubanos quieren un socialismo con un poco
más de ron y de diversión",
aunque echa de menos los tiempos en que salir
a tocar al exterior era más fácil.
Tras pasar por las cocinas de varios restaurantes
en hoteles de La Habana, Ray Fernández,
de 35 años, decidió hace seis colgar
las cazuelas y descolgar la guitarra.
Trovador novel, su tema "La yuca" y
su estribillo "lucha tu yuca taíno",
se hizo rápidamente un hueco entre los
más jóvenes, a quienes él
trata ahora de encontrar poco a poco en los escenarios
del país.
Sabe que algunos de sus temas rechinan en los
oídos de dirigentes del país, pero
asegura que mucha gente "tiende a pensar
que los temas son de protesta y no es así",
sino asuntos sobre los que canta porque le preocupan
y ve en la cotidianeidad de La Habana.
"Yo lo que hago lo hago porque me gusta,
no quiero luchar contra nadie sólo cantar
sobre lo que veo", dice, y lamenta que muchos
traten de ver en la crítica que se desliza
en sus letras una actitud contestataria que no
existe.
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