Laicos cubanos lanzan en la
Isla un llamamiento a la esperanza y a la superación
ZENIT
- El mundo visto desde Roma, 9 de junio de 2004.
Desde de la diócesis de Pinar del Río
PINAR DEL RÍO, miércoles, 9 junio
2004 (ZENIT.org).- En los tiempos de crisis económica,
política y social que vive Cuba, el Consejo
diocesano de Laicos de la diócesis cubana
de Pinar del Río ha invitado a vivir la
esperanza confiando en Dios sin renunciar a hacer
todo lo que cada ciudadano pueda para salir de
la postración.
"El desánimo llama a la esperanza
y al cambio" enuncia la declaración
del 5 de junio en la que se reconocen como problemas
actuales en la Isla "el éxodo, las
tensiones, la falta de proyectos futuros",
"la incoherencia de nuestra propia existencia
y la falta de realización personal y social".
El aumento de la desesperanza tiene su origen,
según el documento, en que más que
nunca está amenazada "la integridad,
la dignidad y los derechos de la persona humana,
el aumento de la violencia personal y social desatadas,
los signos cada vez más frecuentes de alienación
y hedonismo, la división familiar, la pérdida
de valores, la falta de libertad, las opresiones
e injusticias estructurales que dependen en primer
lugar de nosotros mismos".
"Nuestra desesperanza es fruto de haber
puesto la esperanza en proyectos que no promueven
a la persona humana", "es fruto de esperar
tranquilamente que las soluciones las den otros
y de no poner nuestra propia cuota de sacrificio
y responsabilidad personales", reconocen
desde el consejo diocesano de laicos.
Sin embargo, "el verdadero sacrificio es
trabajar aquí y ahora para que se haga
cada vez más presente lo que falta".
"En tiempos de crisis debemos aprender a
esperar, no cruzados de brazos, sin dejarnos aplastar
por la realidad que es siempre cambiable",
proponen los laicos de Pinar del Río.
"Partiendo de la diversidad de creencias
e ideologías --invitan--, debemos reflexionar,
dialogar, mirar al futuro, hacer nuevos proyectos
sociales para nuestra patria, donde el hombre
sea el sujeto, el protagonista y el fin".
Y es que "el problema de Cuba es un problema
entre cubanos, es un problema que surge de nuestra
forma de vivir y organizar el país y debe
ser resuelto entre todos los cubanos, sin exclusiones".
De todas formas, en el comunicado advierten que
"la esperanza es una experiencia muy quebradiza
y puede ser vulnerable ante los sucesivos fracasos,
porque ella se vive en la realidad cambiante de
todos los días".
Por eso subrayan que la esperanza "es amor
y confianza, y precisamente se agiganta en los
tiempos de crisis. Jesús nos anunció
con su palabra y acción: "Yo he venido
para que tengan vida y la tengan en abundancia"
(Jn. 6, 40). Hemos sido salvados para vivir en
la fe y en la esperanza".
"El hombre es siempre un proyecto que constantemente
se está rehaciendo y ese modelo de humanidad
no es otro que Cristo Jesús. La esperanza
no es esperar que Dios lo haga todo, sino, contando
con Dios, hacer nosotros con los otros lo que
nos corresponde hacer", recuerdan.
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