Se oye
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - Veintiún años lleva la
guerra radiofónica entre Cuba y los Estados Unidos a partir de la
inauguración de Radio Martí. Ese enfrentamiento simboliza la
rivalidad entre la información libre y sin censura versus la prensa
amordazada y comprometida con el poder totalitario.
Con altas y bajas en su desarrollo abrió un camino en la posibilidad
del pueblo cubano de tener acceso a la información sin compromisos ideológicos,
una verdadera alternativa ante el monopolio que el estado cubano detenta en la
radiodifusión nacional. Para neutralizarla los técnicos del
aparato cubano han creado potentes transmisores creadores de interferencias que
dificultan, cuando no impiden, su recepción en la Isla.
La historia de Radio Martí no ha sido un lecho de rosas. En sus
inicios alcanzó niveles de audiencia insospechados. Un verdadero desafío
informativo se estableció, cuando la preferencia del público
cubano se volcó sobre la emisora insurgente. Su programación fue
uno de sus mayores aciertos. "Esmeralda, la primera radionovela de Radio
Martí se escuchaba en toda Cuba" recuerda Berta, una vecina entrada
en años. Programas musicales, informativos y educacionales llenaban la
programación de la que se convirtió en la emisora de la familia
cubana.
A partir de ese momento el gobierno de Castro comenzó a dedicar
especial cuidado a sus transmisiones radiales y televisivas, con el objetivo de
recuperar la radioaudiencia perdida por la emisora alternativa. Entre las
interferencias y la pérdida de la calidad en su programación, el
raiting de Radio Martí descendió a niveles alarmante. Tele Martí
vino en auxilio de su hermana menor, pero las interferencias impidieron que
llegara al pueblo cubano. Castro se encargó de calificar ese triunfo como
un 'Girón electrónico'.
La programación radial y televisiva cubana está hoy en un
nivel de estancamiento y agotamiento. Salvo determinados espacios, los escuchas
y espectadores muestran una singular apatía a la producción
nacional. La tan cacareada 'batalla de ideas' ha infectado política e
ideológicamente la programación y la hace indigerible. Los
llamados bancos clandestinos de películas en video han alcanzado niveles
nunca antes imaginados en su proliferación y alquileres de casetes. Una
violenta reacción gubernamental se ha desatado sobre ellos, para
garantizar que el discurso oficial sea el único que llegue al pueblo.
Realmente, ¿se escucha Radio Martí? Realizar encuestas con ese
objetivo en el terreno puede convertirse en uno de los blancos predilectos de la
policía secreta del régimen. Las que se hacen, unas dicen que sí,
otras que no. El pasado 20 de mayo Castro acusó al gobierno
norteamericano de abrir nuevas frecuencias en onda corta para Radio Martí.
De inmediato fueron interferidas.
En la onda media las transmisiones de Radio Martí son bloqueadas al
poner estaciones cubanas en las mismas frecuencias, y al tener una mayor
potencia con antenas más cercanas, la emisora 'intrusa' queda
neutralizada. Cuando las emisoras cubanas por razones técnicas se van del
aire, cosa que ocurre con alguna frecuencia, enseguida se escucha Radio Martí
alto y claro, rompiendo bocina, como se dice en el argot técnico.
En onda corta la situación es algo distinta. Fuertes interferencias
se ubican en las transmisiones y por lo menos dificultan su recepción. "Esas
interferencias lo que me permiten es localizar la emisora más rápido",
declaró Arnaldo, un viejo jubilado que confiesa escucharla diariamente en
un viejo radio soviético VEF que puede captar la onda corta. "Busco
y busco en las distintas bandas hasta que encuentro una en que los ruidos no la
calla completamente y ahí me planto, jugando con el dial para mejorar su
entrada", explica Arnaldo. Y a continuación me hace una demostración
satisfactoria.
Si Radio Martí no se escuchara, ¿para qué tanta
interferencia? Dos ejemplos recientes demuestran lo contrario: cuando los
sucesos de la Embajada de México, cientos (por no decir miles) de
ciudadanos se desplazaron a sus inmediaciones, al escuchar las declaraciones del
entonces canciller mexicano que abrió expectativas de un nuevo éxodo
hacia el vecino estado. El otro hecho fue cuando se dio la noticia de los
balseros cubanos que supuestamente habían sido recogidos y trasladados
para Panamá. Eso demuestra fehacientemente que la emisora se escucha y
tiene tremendo poder de convocatoria y movilización.
Sí, es verdad. Quizás no con los niveles de audiencia
deseados, quizás su programación debe mejorar y dar cabida a
mayores intereses de los cubanos de a pie. Quizás las interferencias en
onda corta dificulten su audición y que muchos cubanos no tengan radios
con esas posibilidades y por lo tanto no tengan acceso a escucharla. Pero sí,
es verdad, Radio Martí se oyó, se oye y se oirá. cnet/27
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba controla el acceso a Internet. CubaNet no
reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción
de este material, siempre que se le reconozca como fuente.
|