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febrero 26, 2003.
LA HABANA, 25 (AP) - Cuba debe resistir el aumento de los precios
internacionales del petróleo mediante una intensificación de los
planes de ahorros, anunciaron funcionarios del sector.
"El gobierno ha realizado en los últimos meses un esfuerzo
extraordinario para preservar a la población de los efectos de esta grave
crisis (del crudo)", aseguró Pedro Pérez, director de
Cubametales, una firma del Ministerio de Comercio Exterior.
Pérez y Alberto Betancourt, titular de la petrolera isleña
(Cupet) ofrecieron una entrevista al periódico oficial Granma.
Según indicaron, la factura por combustible de la isla se incrementó
en 70 millones de dólares en el 2002 y el sostenido aumento --el barril
está a 36 dólares el barril pero puede llegar a 40-- significa un
duro golpe para los países menos desarrollados como Cuba.
Según los funcionarios, además de las amenazas de un ataque a
Irak se suman los cortes productivos de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo, que sacó del mercado casi 2 millones de
barriles diarios.
Paralelamente, un paro de protesta en Venezuela, que cubre el 13% de los
consumos de Estados Unidos, ha afectado seriamente la industria de ese país.
Cuba genera casi por completo su electricidad con crudo nacional. Aún
así, explicó Betancourt, "el alza de precios nos afecta de
una u otra forma".
"La situación externa puja por asfixiarnos", manifestó
Betancourt.
La isla debe importar crudo para mezclar con el suyo más pesado y
refinar aquí los productos de alto consumo como el diesel.
Los precios internacionales de petróleo se toman como referencia para
pagar a las empresas transnacionales que trabajan en la extracción en el
país.
"La mejor manera es hacer todo lo que está a nuestro alcance por
reducir el consumo, minimizando todos los gastos", reflexionó
Betancourt.
El año pasado la nación caribeña extrajo 4,1 toneladas
métricas de petróleo y sus derivados --casi la mitad de sus
requerimientos-, informaron las autoridades.
Las demandas de combustible y en particular de energía se incrementan
en los meses de verano que coincide con las altas temperaturas y las vacaciones.
Muchos isleños recuerdan con desazón los años 90 de
largos apagones y escasez de alimentos por falta de combustible, pero entonces
la isla generaba un porcentaje ínfimo de sus necesidades.
"Ahora más que nunca se necesita del ahorro de todos como una
trinchera más de la resistencia", indicó Betancourt.
Programas nacionales para reducir el consumo en horas picos se agregaron a
una intensificación de los controles para las empresas gastadoras (y el
traslado de las horas de producción).
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