¿Cómo
librarse del dogal?
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Erasmo Vázquez Díaz es
un rehén político de Fidel Castro. El hostigamiento ejercido por
el aparato represivo policial del régimen contra él y sus
familiares más allegados así lo demuestra.
Vázquez Díaz reside con su esposa -estomatóloga de
profesión- y sus dos hijos de 9 y 6 años en Avenida Céspedes
No. 45, entre San Francisco y Dolores, en la ciudad de Manzanillo, provincia
Granma. Es mecánico automotor diesel, con 13 años de experiencia
y 37 de vida. Miembro del opositor y no reconocido por las autoridades Partido
Liberal Democrático de Cuba (PLDC), y su delegado en la provincia Granma.
Está acogido al Plan de Refugiados de la Sección de Intereses de
Norteamérica desde febrero de 2001 (CU-40919).
"Intenté salir ilegalmente de Cuba con destino a los Estados
Unidos el 16 de enero de aquel año", recuerda. "El guardacostas
norteamericano me recogió en aguas internacionales y me devolvió a
mi país el 29 de ese mes. En aquella ocasión me aseguraron
representantes de ambos gobiernos (EEUU y Cuba) que en lo sucesivo no sería
reprimido por ese hecho ni política ni económicamente".
La realidad que vive desde entonces esta familia apunta en otro sentido.
"El Departamento de Seguridad del Estado", afirma Vázquez Díaz,
"sigue mis pasos periódicamente. Me cita a sus dependencias
oficiales o visita sorpresivamente mi casa para amenazarme con la cárcel
u otras medidas coercitivas si continúo en mis labores como disidente político.
No me permite trabajar en ninguna empresa del gobierno -que son prácticamente
las que existen. Tengo inspectores oficiales detrás de mí casi a
diario. Me han levantado actas por sorprenderme laborando sin permiso estatal.
He sido alertado de que se me impondrán multas entre 1,500 y 2 mil pesos
de continuar en mi empeño. El sostén económico familiar
recae sobre mi esposa, a quien el órgano policial también presiona
y ha citado en varias oportunidades para que me haga cambiar de parecer. De lo
contrario, puede perder su empleo. Es una maniobra del aparato represivo para
romper la armonía familiar y destruir nuestro matrimonio".
Recientemente Vázquez Díaz tomó la decisión de
viajar legalmente él solo hacia la República de Haití, y
posteriormente sacar a su esposa e hijos. Hizo los trámites de rigor ante
la embajada de ese país en La Habana y obtuvo la visa. Pero al solicitar
el permiso de salida de Cuba, le fue negado.
"Inmigración retuvo la respuesta de mi caso durante dos meses,
cuando lo normal es darla en 15 días. El mayor Miguel Fonseca Martínez,
funcionario de ese departamento, en Bayamo, me trató de manera humillante
y despótica, luego de tenerme por espacio de 5 horas sin atenderme. Al
cabo de ese tiempo me dijo que yo no estaba autorizado a viajar al exterior. No
me explicó los motivos de esa negativa a pesar de mi insistencia, y dio
por terminada la entrevista. Se levantó y abandonó el local dejándome
solo. En el breve contacto que tuvimos me dijo que yo podía reclamar a la
instancia oficial que deseara y que ellos no me podían entregar un
documento explicativo de la decisión oficial".
El 11 de febrero Erasmo Vázquez se dirigió a la Dirección
Nacional de Inmigración y Extranjería. Lo atendió la mayor
Dania. Esta oficial ratificó lo expresado por el también mayor
Fonseca en Bayamo. Adicionalmente le aclaró al interesado que no le darían
explicaciones ni derecho a reclamar, pues su proceso tenía "carácter
confidencial".
Lo cierto es que el hostigamiento gubernamental no se circunscribe solamente
a Erasmo y su esposa. Su hijo de nueve años también ha sido víctima
inocente del régimen cubano.
"Sus compañeritos de aula", afirma el padre, "muchos
de ellos vecinos nuestros y conocedores de mi militancia política y los
operativos policiales a mi vivienda, molestan a mi hijo con frases como ´tu
papá es un gusano y lo van a meter preso por eso`. El niño comenzó
a sufrir trastornos psiquiátricos y físicos (se orina en la cama,
sufre de frecuentes pesadillas y se despierta dando gritos, llorando, o ambas
cosas a la vez). En la actualidad está bajo tratamiento especializado,
atendido por la psiquiatra Rosa Mesa, de Manzanillo.
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