CUBANET .INDEPENDIENTE

21 de febrero, 2003

Corrupción sobre rieles

Héctor Maseda, Grupo Decoro

LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Viajar en un tren especial de pasajeros que cubre la ruta entre las ciudades de Sancti Spíritus y La Habana, sin previa reservación, cuesta al usuario proporcionalmente tanto como separar un espacio para hacer turismo interestelar en un transbordador de la NASA.

Este servicio fue dotado recientemente de cómodos coches adquiridos por el gobierno cubano en Francia, ya de uso, pero reparados. Cada uno dispone entre sesenta y setenta y dos butacas reclinables, según el tamaño y disposición de los vagones, divididos en pequeños cubículos para seis usuarios. Los cubículos cuentan con luz eléctrica independiente, cierta privacidad y algunas garantías contra robos. Ninguna de estas bondades existe en el resto de las rutas de los ferrocarriles nacionales que transportan pasajeros, salvo el tren No. 1 (Habana-Santiago de Cuba), también conocido como "El Francés". La atención de las ferromozas es aceptable. La limpieza de los cubículos, pasillos, áreas de fumar y baños se mantiene satisfactoriamente. El horario del tren, por regla general, no sufre retrasos apreciables (superiores a una hora). El viaje entre las dos ciudades se realiza en poco menos de seis horas.

Precisamente éstas son las razones por las cuales la demanda de los usuarios para utilizar esta línea supera en grado sumo las capacidades de que dispone el servicio.

Decidí viajar el pasado miércoles 12 de febrero desde Santa Clara a La Habana en el tren. Llegó a las 12 de la noche a la capital villaclareña. Su partida demoró unos cuarenta minutos por complicaciones en los cambios de vía y adición de coches. No había reservado boleto, pero tengo amigos. Pagué dos veces y media el costo oficial (10 pesos), y solucioné mi espacio sin mayores dificultades.

Pero como bien señala la Biblia: "No todos serán los elegidos". Decenas de personas se quedaron con las ganas de subir a los coches. Grupos de personas con niños de brazos de agolpaban en el andén de la terminal, desesperados, buscando una solución a sus necesidades de trasladarse a la capital del país.

Otros, más osados y quizás bajo mayor presión, se introducían en los coches furtivamente, y enseguida eran bajados con cortesía por los trabajadores de la terminal. Sólo los que ofrecían pingües beneficios a los empleados que los atendían, lograban sus propósitos.

El sistema que utilizan los empleados para revender boletines de los espacios no ocupados y que únicamente ellos conocen no ofrece fallas, por regla general. Unos vigilan para que la operación no sea sorprendida por la curiosidad de los extraños, mientras otros concluyen las operaciones ilícitas de la venta. Más tarde se reparten las ganancias. Yo fui testigo -me encontraba en un privilegiado lugar desde donde podía observar sin ser visto- de jugosas ofertas rechazadas por la ferromoza: Los empleados miran con aire de superioridad y cierto desdén, a la espera de mejores opciones que, por supuesto, aumentan geométricamente en la medida en que se acerca la hora de partida.

Las ferromozas y sobrecargos disponen de sus asientos para viajar sentados, y muchas veces se los facilitan provisionalmente a un buen cliente hasta tanto se vacíe un espacio en alguna de las próximas estaciones.

Pero como todas las cosas creadas por el hombre, el sistema sufre de errores ocasionales. En mi presencia ocurrió un caso digno de ser comentado. Sucedió en el mismo coche en que yo viajaba, en el asiento número 57. Yo ocupaba el 60 de ese cubículo.

Al parecer dos empleados habían vendido el mismo espacio a personas diferentes. El primer usuario pagó una elevada suma, según me refirió más tarde. Se acomodó en el sitio. Paso media hora y vino la ferromoza que atiende el vagón, acompañada de una pasajera y un niño. Le pidió al hombre su boletín. Lo revisó y le dijo, sin alterarse: "Lo siento, señor, este boletín es reconvertido (es decir, no vendido oficialmente). El lugar que usted ocupa le pertenece a esta señora y su hijo. Yo les cedí mi asiento hasta aquí, pero ahora usted debe levantarse y permitir que ella lo ocupe".

El señor reclamó, afirmando que había pagado ese espacio a un empleado llamado Alberto. La ferromoza insistió en que debía levantarse y resolver el problema con el tal Alberto.

El hombre, molesto, comenzó a recorrer todos los coches sin saber dónde se encontraba Alberto. Yo lo acompañé y tuve unas frases de aliento hacia el afectado. Al fin encontró a Alberto en el segundo coche. Irritado, le contó lo sucedido y antes de que pudiera elevar el tono a franca discusión, Alberto lo ubicó en otro asiento, el número 26. Yo regresé a mi coche para evitar verme envuelto en una situación similar.

Durante el resto del viaje me dirigí varias veces al ocupante del asiento 26 para observar si se repetía la historia inicial. Pero ya no hubo mayores tropiezos.

Estos ejemplos, que se han generalizado en todos los sectores de la producción y los servicios en Cuba, explican hasta dónde ha calado la corrupción en la Isla. Se ha extendido como una de las peores epidemias. De ahí que no transcurra un día sin que el tema no aparezca en las páginas de las publicaciones oficiales, ni existe un dirigente político o administrativo, a nivel nacional, que no se refiera al asunto cuando se le presenta la oportunidad.


Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.


[ TITULARES ] [ CENTRO ]

Noticias por e-mail

La Tienda - Libros , posters, camisetas, gorras

In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
Prensa Independiente
Prensa Internaional
Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
Inglés
Alemán
Francés

SOCIEDAD CIVIL
Introducción
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
MLC

DEL LECTOR
Cartas
Debate
Opinión

BUSQUEDAS
Archivos
Búsquedas
Documentos
Enlaces

CULTURA
El Niño del Pífano
Artes Plásticas
Fotos de Cuba

CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Eléctronico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887