Bienvenida
la esperanza. Bienvenida la reconciliación
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - La encuesta "Payá Study",
llevada a cabo por National Opinon Research Services en los condados Miami Dade
y Broward en el mes de enero, mediante entrevistas a cubanos y
cubano-americanos, confirmó las tendencias que desde hace tiempo se
vienen observando en la comunidad cubana hacia posiciones más realistas y
constructivas acerca del futuro de la Isla.
Llama la atención que el 78 % de los encuestados apoyaron una
transición pacífica y gradual hacia la democracia en Cuba, y se
pronunciaron contra todo tipo de violencia. Asimismo, se mostró un apoyo
del 69 % al papel predominante de los disidentes residentes en el país,
en el proceso que deberá desembocar en la completa liberalización
de la sociedad cubana.
La opinión brindada sobre el Proyecto Varela fue favorable en un 63 %
inmediatamente después de ser preguntados, pero cuando se explicó
a los encuestados las características del proyecto, se incrementó
a un 79 %, con sólo un 9 % de personas que lo impugnan.
Igualmente, respecto a la persona de Oswaldo Payá Sardiñas se
expresaron en un 67 % favorablemente, de ellos un 42 % con una opinión
muy positiva y 25 % algo positiva. Ünicamente un 7 % la valoraron en algún
sentido negativo. Asimismo el 61 % coincidió con el concepto de "perdón
y reconciliación" expuesto por el líder democristiano en
Miami.
Resulta muy alentador el apoyo del 79 % al criterio de Payá de que "no
estamos esperando a que Fidel Castro se muera de viejo para ver qué hacen
sus sucesores; queremos los cambios ahora, y sabemos que el futuro de Cuba
depende de cómo se produzcan esos cambios".
En la encuesta hay otros aspectos muy interesantes; todos indicadores de una
madurez muy esperanzadora que coincide con procesos análogos de toma de
conciencia que se están produciendo en la Isla.
Este proceso que se aprecia en los compatriotas residentes en el sur de
Florida, constituye una tendencia que poco a poco se ha abierto paso, y que
indudablemente se ha reforzado luego de la visita de Oswaldo Payá a los
Estados Unidos, y su diáfano mensaje de reconciliación, similar al
abogado por muchos disidentes dentro del país desde hace años.
Indudablemente, también a este proceso ha coadyuvado la llegada de
las nuevas oleadas de emigrados en busca de libertad, y una mejoría económica
para ellos y sus familias, con una visión más actual del drama
nacional; a lo que se une el surgimiento de nuevos líderes en el exilio,
quienes sin ataduras con el pasado y desde posiciones realistas, han demostrado
su capacidad de comprender la situación interna de Cuba, la evolución
del pensamiento, aspiraciones y las condiciones de vida de sus habitantes, así
como la atmósfera internacional vigente.
Jorge Mas Santos, presidente de la Fundación Cubano-Americana, declaró
recientemente al periódico Reforma, de México: "...estaríamos
dispuestos a sentarnos a una mesa que incluya a todos los cubanos, socialistas,
comunistas, derechistas, intransigentes. Solo así se llegará a un
futuro plenamente democrático..." No menos importante fue que refiriéndose
a cómo ajustar cuentas con el pasado, recalcó: "Hay que
evitar el revanchismo, la violencia y la sangre..."
En cuanto a las propiedades confiscadas por el gobierno cubano, se pronunció
claramente en contra de desalojar a los moradores de las casas que ocupan. Esta
cuestión es relevante, pues durante años ha constituido un
elemento de propaganda para infundir el temor entre la población de que
un cambio implicaría la pérdida de sus escasas propiedades.
Refiriéndose al futuro de Cuba, se pronunció por la
participación activa y prioritaria de los capitales cubanos en la
reconstrucción. Esta es una visión interesante y cargada de lógica.
Indudablemente, además de sus aprehensiones manifestadas sobre la
influencia "de los fondos monetarios y bancos mundiales...",
consideramos que al país nunca llegarán recursos financieros
importantes del exterior antes de que se aprecie cierto desarrollo y una seria
movilización de los recursos naciones en pos de la reconstrucción
de una economía sólida y con perspectivas.
Tanto la encuesta mencionada como las opiniones de Mas Santos constituyen
signos elocuentes de los progresos logrados en una visión más
realista de la situación cubana, y marchan en sintonía con la
evolución del pensamiento en el interior de Cuba. Las personas residentes
en la Isla, además de estar hartas del modelo totalitario impuesto
durante más de 40 años, abrigan temores hacia los cambios que
inevitablemente tendrán lugar. Esto es lógico en todo ser humano,
que requiere garantías ante un futuro incierto, más aún si
está sometido a una permanente propaganda que le vaticina la debacle en
caso de caer el actual régimen.
Por supuesto, la reconciliación en modo alguna significa la pérdida
de la identidad política para nadie. Lo que demanda de todos es
tolerancia y respeto hacia las ideas. La diversidad de criterios no es, ni puede
verse como un obstáculo. Por el contrario, el debate civilizado de los
criterios, en un ambiente democrático, como muestra la historia, resulta
una magnífica herramienta para lograr el desarrollo y prosperidad de las
naciones.
El cubano actual, sobre todo las nuevas generaciones, aspira a una sociedad
democrática y sin exclusiones, donde esté presente la justicia
social, que permita a toda persona labrarse una vida digna y creadora. Esta
tendencia hacia la reconciliación nacional que se observa dentro y fuera
de Cuba, deja atrás los odios que tanto han emponzoñado el alma de
la nación, constituye una buena noticia para la mayoría de los
cubanos, y una derrota para el régimen.
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