Pablo Alfonso, El Nuevo Herald,
febrero 19, 2003.
Mientras que dos encuestas realizadas en Miami la pasada semana, indicaban
que los exiliados cubanos favorecen el diálogo y la negociación,
en La Habana la dictadura castrista daba muestras del mismo talante represivo de
siempre.
Lo curioso es que las acciones represivas del régimen se concentran
en los opositores que favorecen los cambios pacíficos. Ese el caso de los
miembros del Movimiento Cristiano Liberación, que dirige Oswaldo Payá,
quienes promueven el Proyecto Varela, que fueron hostigados esta semana por
turbas gubernamentales en las provincias orientales, con arrestos y actos de
repudio incluídos.
En el mismo capítulo de intransigencia se inscriben las recientes
declaraciones de Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del
Poder Popular, en torno a los llamados permisos de salida del país.
Según Alarcón ese tema no está en estudio. Lo que
considera el régimen, es una propuesta de cubanos residentes en el
exterior para que se suprima para ellos el permiso de entrada al país.
Durante conversaciones sostenidas en La Habana con cubanos residentes en el
exterior "estos sacaron a relucir sus intereses en cuanto a entrar a Cuba",
explicó Alarcón a la prensa internacional.
''Lo que se ha discutido son nuestras relaciones con ellos.Tengo que decir
verdaderamente que de lo que hablamos fue de los viajes que ellos hacen a
Cuba'', añadió.
Es decir, estos cubanos residentes en el exterior que viajaron a La Habana,
no incluyeron en su agenda los problemas migratorios que confrontan sus
compatriotas en la isla. Parece que ése no es su problema.
Por lo tanto, la dictadura cubana continuará decidiendo a quiénes
les da permiso para viajar al exterior y a quiénes no. Para el Estado-Papá
el pueblo cubano no ha llegado a la mayoría de edad y necesita permiso
para salir de su casa.
En otra señal de intolerancia, agentes de la policía
detuvieron el lunes por la noche al periodista e investigador argentino Fernando
Ruiz Parra -profesor de la Universidad Austral-, quien realizaba una investigación
sobre el crecimiento del periodismo independiente en la isla.
Ruiz fue arrestado cuando se dirigía a la ciudad de Matanzas para
entrevistar a un reportero independiente porque, según las autoridades,
había violado el código migratorio cubano al entrar al país
como turista y no como periodista-investigador.
Tras la intervención del cónsul argentino en La Habana,
Eduardo Porreti y del encargado de negocios de la embajada, José Aller,
Ruiz fue liberado dos días después y deportado a la Argentina el
jueves.
"Aunque las normas cubanas exijan visado especial para realizar tareas
periodísticas, la detención e incomunicación de un
trabajador de prensa extranjero sin explicaciones ni argumentos son claros
indicadores de intolerancia hacia la libertad de expresión", expresó
desde Buenos Aires un comunicado de la asociación Periodistas, un grupo
profesional que defiende la libertad de expresión.
"No es ésta la primera vez que se prohíbe el ejercicio
profesional a un periodista en ese país. Fernán Saguier (de LA
NACION), Matilde Sánchez (de Clarín) y Nelson Castro son casos que
demuestran esa animosidad con los trabajadores de prensa", agregó el
comunicado.
Dentro de este contexto resulta evidente que el régimen actual está
muy distante del diálogo y la negociación. No hay muestras de
flexibilidad ni de tolerancia. La dictadura cubana, bajo la égida de
Fidel Castro, no evidencia voluntad política para reconciliar a la
sociedad cubana y enrumbar al país por el camino de la democracia.
Es bueno que la oposición interna y el exilio ofrezcan una visión
más tolerante y flexible. Estoy de acuerdo con eso; pero es mejor
recordar -antes que enredarse en discusiones estériles-, las diferencias
entre un diálogo auténtico y un monólogo intrascendente.
¡Se necesitan dos para bailar un tango...y en La Habana, la otra parte
de la pareja, parece que no quiere salir a bailar!
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