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Febrero 10, 2003



Noticias de Cuba / El Nuevo Herald

Dudas por la ausencia de autor en la presentación de su obra

Wilfredo Cancio Isla . El Nuevo Herald, febrero 11, 2003.

Las autoridades culturales cubanas impidieron la presencia del escritor Félix Luis Viera en el lanzamiento de su novela Un ciervo herido durante la XII Feria Internacional del Libro de La Habana, dijeron ayer fuentes a El Nuevo Herald.

La editorial Plaza Mayor, de Puerto Rico, indicó que la decisión de no presentar la novela provino del autor por presuntos motivos de salud, pero otros testimonios procedentes de la isla coincidieron en que ''hubo presiones de alto nivel'' para suspender la actividad, inicialmente programada para el pasado jueves en uno de los pabellones de la histórica Fortaleza de la Cabaña.

''Según se rumora por toda La Habana, a Viera lo llamaron de la Oficina del Ministro de Cultura [Abel Prieto] para decirle que no podía presentar el libro'', relató el periodista independiente Raúl Rivero. Otra fuente vinculada a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) confirmó la información bajo condición de anonimato.

Viera, de 57 años y residente en México desde 1995, viajó a La Habana con el propósito de promover su novela, que testimonia experiencias de los campamentos de trabajo forzado conocidos como Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), en 1965.

De acuerdo con Patricia Gutiérrez Menoyo, Viera la llamó para decirle que había decidido no presentar la novela ''entre otras razones, por motivos impostergables de salud''. Un día antes de la fecha del lanzamiento viajó a la ciudad de Santa Clara, donde residen su esposa e hija.

El lunes fue imposible contactar telefónicamente a Viera en Santa Clara.

''No me consta si Abel Prieto lo llamó o no, ni cuales fueron las otras razones aludidas por Viera, pero en el quiosco de Plaza Mayor Un ciervo herido se mostró y se vendió durante los diez días de la feria'', expresó ayer Gutiérrez Menoyo desde San Juan.

El evento se extendió del 31 de enero al 9 de febrero en la capital, con la asistencia de 440,000 visitantes, y a partir de ayer trasladó sus actividades a 29 ciudades del interior del país.

Plaza Mayor asistió a La Habana con una amplia muestra de su Colección Cubana, incluyendo unos 200 ejemplares de Un ciervo herido. Hasta el domingo se habían vendido unos 170, al precio de $5 y de 70 pesos cubanos.

Gutiérrez Menoyo lamentó que las autoridades de la feria no permitieran que el escritor Antonio José Ponte presentara otro libro de esa colección, Virgilio Piñera, la memoria del cuerpo, de la autora exiliada Rita Molinero.

Ponte, residente en la isla, es miembro del consejo editorial de la revista Encuentro y ha expresado abiertamente posiciones críticas sobre la política cultural y el régimen cubano.

''Fue evidente que este año la feria estuvo altamente politizada, con una presencia marcada de los títulos de la Editorial Capitán San Luis'', agregó la editora.

En La Habana, Plaza Mayor anunció la creación de un premio anual de novela que a partir de este año convocará a "escritores cubanos residentes en Cuba o en cualquier otro país, sin importar credos ni filiaciones''.

El premio consiste en $5,000 dólares y la publicación de la novela, así como $1,500 para una primera mención, pero sin compromiso de publicación. El plazo de admisión vence el próximo 30 de mayo.

La editorial publicará también a partir de mayo Cuba cara y cruz, una revista cuatrimestral de 64 páginas íntegramente dedicada a la literatura cubana.

Intensos interrogatorios a los desertores cubanos

Rui Ferreira . El Nuevo Herald

Los cuatro guardafronteras cubanos que llegaron a Cayo Hueso la semana pasada siguen siendo interrogados por las autoridades, en busca de todo tipo de informaciones que puedan explicar su desembarco en suelo estadounidense, pese al incremento de la vigilancia de las cosas debido a las medidas antiterroristas.

Los cubanos, que fueron encontrados por un patrullero deambulando armados por las calles de la ciudad en la madrugada del viernes, han sido llevados fuera del sur de la Florida hacia un lugar desconocido, donde un equipo conformado por funcionarios de varias agencias federales los está interrogando, dijeron fuentes familiarizadas con el tema a El Nuevo Herald.

Los soldados fueron identificados como Edgar Raúl Batista Gamboa --al parecer el único oficial del grupo--, Yoandris Rodríguez Camajo, Ofil Lara Corriam y Rodisan Segura López.

En la madrugada del viernes, los hombres llegaron sin ser detectados a la marina del hotel Hyatt, en una lancha rápida que, al parecer, fue en un época propiedad de alguien en la Florida, ya que encontraron parcialmente borrados los números de identificación, que comienzan por las letras "FL".

La embarcación, de 30 pies, dos motores fuera de borda de 200 caballos cada uno y luces azules sobre la cabina, pudo haber sido incautada a contrabandistas de indocumentados o de drogas que hayan recalado en la isla.

El hallazgo de los cuatro soldados armados en suelo estadounidense causó preocupaciones en las autoridades.

''He hablado con el secretario de Seguridad Territorial, Tom Ridge, sobre esta situación que se dio precisamente en el día en que se incrementó el nivel de seguridad. Creo que debemos implementar una nueva generación de embarcaciones guardacostas'', dijo ayer en Miami el gobernador Jeb Bush.

El sábado las autoridades cubanas pidieron la devolución de la embarcación, así como de los tripulantes.

Según el presidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón, su retención y permanencia en Estados Unidos es una violación de los acuerdos migratorios.

''Los acuerdos de emigración son muy claros a este respecto'', dijo.

Sin embargo, el domingo la lancha fue devuelta a la isla, incluso sin tener en cuenta la posibilidad de que pudiera ser propiedad de alguien en el sur de la Florida, mientras los cuatro guardafronteras quedaron en suelo estadounidense.

La decisión también privó a Ana Margarita Martínez de la posibilidad de pedir la incautación de la nave, como hizo hace dos meses con la avioneta AN-2, en la cual escaparon de la isla un piloto y varios familiares.

La mujer, ex esposa del espía cubano Juan Pablo Roque, obtuvo una millonaria compensación por parte de un juez federal a cuenta de los bienes del estado cubano partiendo de la premisa de que su matrimonio no fue real sino parte de un plan de espionaje.

El sábado, su abogado indicó que ayer iban a pedir la incautación de la embarcación.

Las propiedades del gobierno cubano traídas a Estados Unidos por desertores son usualmente devueltas a la isla.

En el caso de la avioneta, las autoridades se abstuvieron de intervenir con la misma rapidez con que lo hicieron en este caso.

Según el portavoz del Departamento de Estado, Robert Zimmerman, la embarcación fue devuelta el domingo, pero no especificó por qué medio, ni aportó otros detalles.

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