Inauguraciones
varadas
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Alamar es la ciudad inconclusa. En
ella nada está terminado. El alcantarillado no drena, el acueducto no
abastece totalmente, los apartamentos se entregan sin la carpintería de
los closets, sus pobladores no tienen fuentes de trabajo, los jóvenes no
tienen centros nocturnos, los niños no tienen parques de recreo.
Así han transcurrido casi cuarenta años desde que se fraguaron
los primeros cimientos. Y nunca han faltado las promesas. El problema de la
vivienda no sólo es un techo contra el sol y las lluvias, y unas paredes
contra los vientos y las miradas. Una casa ubicada en la incivilidad sólo
sirve para una vida salvaje. Eso es Alamar: una selva de monótono
paisaje: chatos, feos edificios apropiados únicamente para no dormir a la
intemperie.
No obstante, la politiquería oficial se afana en aparentar que aquí
la vida es placentera.
Hace algo más de un mes el señor Fidel Castro, con bombos y
platillos, discursos y televisión, vino a reinaugurar una policlínica
que, casi rescatada de los escombros, sería la nueva joya de la salud
alamarense. Y ocurrió lo mismo. La policlínica Mario Escalona
Reguera no ha podido todavía brindar los servicios médicos que se
esperaban. Cuentan los vecinos que una pared se vino abajo, que el agua no llega
al centro, que los bebederos sólo sirven de adorno, que el laboratorio
trabaja con agua que trae un camión cisterna. Pero ya el comandante la
reinauguró, y salió por los periódicos.
El esperado parque infantil -casi cuatro años ha demorado su
construcción, después de décadas de inexistencia- por fin
fue inaugurado el 28 de enero. ¿Y qué creen ustedes que ha sucedido?
Pues nada nuevo, lo mismo de siempre. Después de los discursos, las fotos
históricas, el embullo fenomenal, permanece cerrado. Para el domingo día
2 de febrero se suponía abriera sus puertas al público infantil en
general, pero ocurrió que después de una gran algazara, cientos de
pequeñuelos, padres alborozados, abuelos con un sitio donde, al cabo de
tantísimos años, podrían llevar a sus nietos, el parque
tiene problemas de electricidad, los motores no arrancan, los cortos circuitos
menudean. Y hasta ahí la historia.
Alamar es la ciudad inconclusa. Si no lo cree, venga a verlo. No me haga
caso, que según el gobierno yo soy gusano mentiroso.
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