Pablo Alfonso.
El Nuevo Herald,
febrero 9, 2003.
En estos tiempos de tecnología digital y discos compactos, las viejas
cintas de audio y video son, cada vez más, cosas del pasado. Sin embargo,
en lo que al tema cubano se refiere, parece que los videos están de moda,
sobre todo si en ellas se revelan interioridades de los altos dirigentes del régimen.
Esta semana tuve la posibilidad de examinar un interesante video en el cual
el número dos de la dictadura cubana, Raúl Castro, se nos muestra
con varias facetas poco conocidas de su personalidad.
Acerca de Raúl Castro, ministro de las Fuerzas Armadas (FAR), segundo
al mando en el Partido Comunista y el gobierno y sucesor designado, se habla
mucho pero se conoce poco.
El video en cuestión fue filmado por un importante personaje durante
una visita a Cuba. Al menos, alguien que disfrutó de la confianza oficial
para grabar abiertamente comentarios y conversaciones sostenidas no sólo
con Raúl, sino con el propio dictador Fidel Castro en el ámbito de
sus respectivos despachos y espacios privados.
Por esos intrincados vericuetos que recorre la información, el video
de marras llegó a las manos de Juan Manuel Cao, reportero del Canal 51 de
Miami, quien ha convertido sus mejores segmentos en una serie televisiva
titulada El perfil del heredero: el rostro oculto de Raúl Castro, que
comienza mañana.
No he visto la serie elaborada por Cao --quien tuvo la gentileza de
mostrarme el video original de más de una hora de grabación--,
pero hay una conclusión evidente que se desprende del material: Raúl
Castro está muy lejos de poseer las cualidades políticas de su
hermanísimo Fidel.
Su trato con los altos oficiales que lo rodean linda con la chabacanería.
En un evidente esfuerzo por aparecer jovial, Raúl se muestra vulgar y
pedestre en su conversación.
''Raúl es una especie de Hugo Chávez, pero un poquito más
refinado'', me comentó al respecto un colega, de quien tomo prestada esta
cita.
Hay un momento del video que sirve de ejemplo para mostrar las diferencias
en conductas y personalidades entre Fidel y Raúl. El personaje-visitante
llevó para ambos el mismo regalo: un elaborado jabón de baño
semejando los senos de una mujer. Fidel, que recibió el regalo en su
despacho privado, lo tomó con una discreta sonrisa y lo guardó sin
mayores comentarios.
En el despacho de Raúl Castro la reacción fue muy diferente.
El sucesor designado, acariciaba el jabón mientras abogaba porque todas
las mujeres tuvieran senos como esos y hacía comentarios sobre ''lo
trasteados'' que parecían los pezones.
Parece que al ministro de las FAR le fascinan las bromas sexuales. Al menos
por ese camino transitó un chiste que narra el propio Raúl, acerca
de las masturbaciones en sus años de adolescentes y sus confesiones con
los sacerdotes que fueron sus maestros en esa época.
Ignoro cuál es la conclusión a la que llega la serie
televisiva de Cao, pero como decía anteriormente yo tengo la mía,
resultado de esta visión íntima y espontánea de Raúl
Castro: difícilmente este hombre podrá suceder con éxito a
su hermano.
palfonso@herald.com |