San Julián:
tradición y homenaje
José Izquierdo, Grupo Decoro
GUINES, febrero (www.cubanet.org) - Para los güineros todos el 28 de
enero no es un día cualquiera. Tradición y homenaje se unen para
hacer de esta fecha una de las más recordadas durante el año en
este poblado, perteneciente a la región sur de la provincia La Habana.
Desde tiempos ancestrales Güines celebra la festividad de su santo
patrono San Julián (obispo de la región española de
Cuenca). Según personas de edad avanzada, las actuales celebraciones poco
se asemejan a las realizadas en la Villa antes del triunfo revolucionario de
Fidel Castro en 1959, cuando la bella imagen del santo era cargada en hombros
por todo el poblado, seguida de miles de católicos, quienes le rendían
culto y adoración.
"El comunismo se dio a la tarea de borrar toda tradición católica
desde su comienzo en 1959", dice José Orta Acosta, quien rebasa los
85 años. "Santa Bárbara, San Lázaro, la Virgen de la
Caridad del Cobre, San Julián, la Navidad, la Epifanía, son fechas
casi olvidadas por las generaciones actuales, educadas por un sistema que sólo
ha sembrado el odio y el desamor. Sin dejar de mencionar el ateísmo como
uno de los puntales de la doctrina socialista. La visita del Santo Padre marcó
un hito en la vida nacional, pues a partir del año 1998 volvieron a las
calles las procesiones, que aunque no siempre son autorizadas por el gobierno,
están ganando poco a poco el terreno perdido por más de 40 años".
Este 28 de enero los católicos güineros salieron a las calles
para acompañar la imagen de su santo patrono, pero las autoridades del
gobierno hicieron todo lo posible por empañar la ceremonia religiosa. Una
hora antes del comienzo de la procesión, miles de personas fueron
convocadas hacia el parque central para escenificar la llamada "Marcha de
las antorchas", una especie de desfile-homenaje que según el
gobierno tenía como objetivo recordar el aniversario 150 del natalicio de
José Martí.
El hecho generó múltiples interrogantes entre los cientos de
feligreses reunidos en el interior del templo. ¿Por qué organizar la
actividad gubernamental en el mismo horario en que se efectuaría la
eucaristía y posterior procesión?
Obviamente, uno solo era el objetivo: opacar o evitar la afluencia del
pueblo hacia la parroquia local. Afortunadamente no sucedió incidente
alguno que lastimara el normal desarrollo de la actividad religiosa.
Tras concluir su intervención, monseñor Carlos Manuel de Céspedes,
miembro de la Conferencia Episcopal Cubana, en compañía del párroco
de Güines, Silvano Pedroso y de los sacerdotes de Quivicán, Nueva
Paz y San Nicolás de Bari, marchó en procesión, junto a
cientos de fieles, que dando vivas a San Julián y al Papa Juan Pablo II,
acompañaron al santo patrono en un recorrido que abarcó 400 metros
alrededor del parque central.
Más de un centenar de efectivos de la paramilitar Brigadas de
Respuesta Rápida, dirigidos por oficiales del Departamento de Seguridad
del Estado, fueron ubicados a lo largo del escenario festivo, hecho que llamó
la atención de la población presente, la cual no entendió
los motivos del despliegue militar.
Para el ingeniero Miguel Galbán Gutiérrez, líder de la
organización disidente Comisión Cuba, estas maniobras son típicas
de un gobierno que día a día pierde credibilidad y prestigio,
mostrando claramente el miedo que lo corroe, pues convencidos están (los
comunistas) que sus horas están contadas.
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