El consuelo
de todos
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Podría decir que la presentación
de la soprano cubana Yolanda Hernández, radicada en Europa desde hace años,
en la sala principal del Teatro Amadeo Roldán (antiguo Auditórium)
fue un éxito. Además, motivado por la excelencia del arte de la
Hernández, afirmaría que la interpretación de las piezas
de opera cantadas demostraron que la voz y la ajustada interpretación de
la Diva cubana han crecido en proyección y madurez.
También, colmar la sala grande del antiguo teatro de la Sociedad Pro
Arte Musical, cosechar las ovaciones ofrendadas, vencer las emociones propias
del reencuentro con un público siempre suyo, parecería algo
natural en la carrera de una figura de primera línea del canto lírico
en Cuba.
Sin embargo, engrandeció el concierto al dedicar la ultima pieza "My
man's gone now" de la ópera Porgy and Bess de George Gershwin, a la
memoria de la tripulación del Columbia, ocurrido el pasado sábado.
El gesto del director de la Orquesta Sinfónica Nacional, en la ocasión
Jorge López Marín, fue digno de encomio y mereció la ovación
del público, cuando anunció que el número mencionado era
dedicado a los mártires del Columbia.
A esa altura del espectáculo, Yolanda Hernández, visiblemente
emocionada, hizo suya la conocida aria de la obra de Gershwin con una maestría
propia de la magnífica cantante.
Con anterioridad, la Hernández regaló al público atento
que llenó la sala el domingo 2 de febrero con el aria "Pace, pace mío
Dio" de la ópera La Forza del destino, de Verdi, la "Habanera"
y la "Canción Gitana" de la ópera Carmen, de Bizet, y la
apreciada "Summertime" de Gershwin.
Yolanda Hernández estudió en el Conservatorio Alejandro García
Caturla, fue alumna del maestro Luis Borbolla. Años más tarde
estudió en Moscú, en el Conservatorio Tchaikovski y en 1974 obtuvo
el Primer Premio del Concurso que auspiciaba esa institución.
Presentaciones en Alemania, Bulgaria, Finlandia, Polonia, Noruega,
Yugoslavia, Japón, España, Italia y Francia atestiguan un currículo
considerable. Se ha convertido en una especialista en la interpretación
de oratorios y obras para voz y orquesta sinfónica, espectáculo
que ha presentado con éxito indudable en Europa y Asia.
El público asistente al concierto de la Orquesta Sinfónica
Nacional el domingo 2 salió muy complacido. También recompensado
de los avatares y riesgos que hay que padecer para llegar a cualquier lugar de
la capital un domingo antes de las once de la mañana.
La carencia de medios públicos de transporte en Cuba obliga a muchos
a desistir de salir a la calle para ir a un teatro. Un conocido de hace años
que reencontré esa mañana en el vestíbulo del teatro me
confesó a la salida que el robo de la billetera en el "camello"
que tomó para trasladarse hasta el Vedado le produjo la desazón y
el disgusto natural de ser víctima de una carterista, pero el arte
derrochado por Yolanda Hernández le sirvió de consuelo. Valga
entonces al buen Arte ser el consuelo de todos.
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