A paso de
bastón: Remington se jubila
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Mi máquina de escribir Remington
portátil modelo de 1939 acaba de pasar a una honrosa jubilación
que la hará merecedora de un sitio de honor a la vista de este
emborronador de cuartillas, para que siempre recuerde cómo quien se
esfuerza llega
La sustituye, en los diarios trajines de este periodista independiente, una
lap top Pentium III cuyo programa Windows XP Home Edition provoca la sensación
de haber saltado del Paleolítico a la Era Cósmica, si se sabe además
que se dispone de acceso legal a Internet, aunque aceptando los precios
bandidescos fijados por el gobierno de Fidel Castro a unas tarjetas prepagadas
que por 15 dólares dan acceso por 5 horas, las cuales además
obligan a buscar un amigo extranjero para adquirirlas, pues a los nacionales NO
ESTA PERMITIDO VENDERLAS.
Remington 1939 trabajó durante más de 10 años para el
movimiento cubano por los derechos humanos, me acompañó en un
empleo de sereno, de noches terriblemente frías y hasta de hambre, donde
aprendí a "amar la hora que menos brilla". Por aquellas horas
noctámbulas escuchaba en Radio Martí a Carlos Quintela, mientras
tecleaba "cualquier cantidad de escritos" cuyo destino manifiesto era
el de la gaveta. Eran los años más duros del llamado periodo
especial, cuando ni soñaba con ser el periodista independiente que soy.
Nunca imaginé, como supe más tarde, que el escándalo del
teclado me salvó la vida; los ladrones más agresivos de aquellas
belicosa barriada donde cuidaba las viandas de una enorme escasez acabaron por
tomarme cariño.
Una tarde de septiembre de 1995 Remington escribió mi primer articulo
para el
periodismo independiente cubano. Desde entonces, hasta estas líneas,
ni uno de mis escritos dejó de pasar por ella. Chilló, escandalizó,
atronó; los vecinos de mis apartamentos rentados se acostumbraron a
constatar mi presencia por escuchar la suerte de arenga de barricada con que mis
escritos eran tipografiados, en tanto el autor desarrollaba en las yemas de los
dedos la destreza puntual de los karatecas, de tanta ciencia necesaria para
aporrearla.
Remington combatió casi hasta morir. Por noviembre del pasado año
un reparador de equipos antediluvianos vaticinó que estaba a punto de
librar su última batalla. "Cuestión de tiempo y de
casualidad", afirmó. Por mi parte, pensé que la noticia de su
deceso recorrería el mundo, de tanto colega extranjero que la fotografió
y la filmó. A todos ellos se les hacía bien cuesta arriba aceptar
que, desde Cuba, Manuel David Orrio hacía periodismo auxiliado por
semejante pieza de museo. Para muchos era una vergüenza -dígase por
lo claro- que a estas alturas los periodistas independientes de la Isla aún
trabajen enfrentados a esos heroicos artefactos, cuando en Cuba existen
variadas formas de hacerse de una computadora siempre que pueda pagarse.
"Dios -apuntó Einstein- nunca juega a los dados". No iba a
morir en combate Remington 1939, porque a su dueño no le daba la gana.
Honrosa jubilación tendría, hasta para de vez en cuando exhibir
sus capacidades de veterana museable. A la chita callando, llamadas telefónicas,
faxes y correos electrónicos yendo y viniendo, la trama de una conspiración
involucró a lectores decididos a no permitir el sacrificio. Tipos
honestos, definitivamente en rebeldía ante el bochorno, decididos a
sentar un precedente.
Así, tejiendo hilos como las arañas, se puso en marcha la
Operación Gabriela, cuyo triunfo se produjo el 17 de enero, cuando mi
Pentium entró a mi hogar para decir a Remington: ¡Llegó la
hora de la jubilación, pero sin dejar de aconsejarme!
Gabriela, así se llama mi computadora, tal y como aparece en papeles
en regla. Quienes saben entienden, como saben que sus esfuerzos se conocen donde
se debe. Tanto como mi amigo Dirk, quien me vio romper en sollozos cuando en la
noche del 20 de enero se hizo realidad mi conexión legal al Internet, aún
a los precios bandidescos y las discriminaciones a los nacionales propias del
gobierno de Fidel Castro. Esa noche del día 20 los conspiradores -¿quiénes
sino ellos más lo merecen?- recibieron el primer loud and clear.
Remington, toda mi gratitud.Dios te bendiga. Desde tu sitio de honor, sigue
protegiéndome.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
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