Perturbadores
penetran en iglesia de Candelaria
LA HABANA, 4 de febrero ( Reinaldo Cosano Alén / www.cubanet.org) -
Elementos perturbadores, sin camisa y aparentemente ebrios, penetraron en la
iglesia católica de Candelaria, provincia Pinar del Río, y
agredieron a varios feligreses en momentos en que se celebraba la santa misa, de
especial significación ese día -2 febrero- por ser el Día
de la Candelaria, patrona del pueblo.
"Alrededor de las nueve y media de la noche, cuatro o cinco individuos
irrumpieron en la iglesia, golpearon con los puños al laico Yomar
Mederos, de 23 años, al que hubo que aplicarle primeros auxilios en la
sacristía. Mederos estaba próximo a la entrada, distribuyendo una
hoja eclesial. Laicos, ancianos y mujeres que intervinieron para ayudarlo al
joven Mederos, fueron empujados, dijo Martín Izaguirre García, uno
de los presentes.
Añadió Izaguirre, presidente de la Unión de Cubanos
Libres, con sede en Candelaria, que los feligreses, unos trescientos o más,
que colmaban la iglesia, inmediata y espontáneamente formaron un muro
humano para cortar el paso a los agresores, que optaron por retirarse. "La
intención, al parecer, era llegar hasta el obispo que presidía la
misa, acompañado del sacerdote canadiense Iván, párroco de
Candelaria, y otro de origen colombiano", señaló.
El obispo José Ciro -que en ocasiones ha recibido ácidas críticas
del gobierno por su pensamiento liberal- dijo que Jesucristo tuvo que
enfrentarse a individuos de actuación semejante. "Ellos escuchan al
diablo, no a Dios, porque se han apartado del camino de la libertad que Dios nos
traza, y por eso actúan como bestias", manifestó el obispo.
Por su parte, Alberto Hernández Suárez, también
residente en Candelaria y vicepresidente de la Unión de Jóvenes
Democráticos de Cuba, opinó que el hecho le parece una provocación,
pues mientras en el templo se desarrollaba la misa, afuera había un gran
jolgorio por el aniversario 187 de la fundación del pueblo de Candelaria,
y habían situado grandes tanques (pipas) de cerveza y la música
estuvo a muy alto volumen. "Algo sospechoso es que cuando ocurrió el
hecho, los agentes del orden desaparecieron, y cuando regresó la calma,
reaparecieron, pero no se interesaron por lo ocurrido. Nadie pudo reconocer a
los agresores, pues no parecían de esta zona" -concluyó Hernández
Suárez.
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