Ricardo Bofill.
El Nuevo Herald,
septiembre 23, 2002.
Con motivo de su visita a Miami y a nombre de diversas agrupaciones y de
activistas de derechos humanos que, desde Cuba y en ocasión de su viaje,
se han comunicado con nosotros, quiero expresarle nuestra más profunda
gratitud por su respaldo a la oposición democrática cubana.
Muy particularmente queremos agradecer su propuesta de Oswaldo Payá
Sardiñas para el premio Nobel de la paz.
Su ayuda y sus iniciativas, señor presidente, han sido decisivas para
que las violaciones de los derechos humanos por parte del régimen de
Fidel Castro hayan tenido mayor resonancia en la Comisión de Derechos
Humanos de Naciones Unidas y hayan podido ser repetidamente condenadas.
Recuerdo que fue por 1976, recién salido del presidio político,
cuando, a través de la BBC de Londres, supe, por primera vez, de su labor
de denuncia en ese otro manicomio cuartelaria que era la Checoslovaquia
comunista. Más tarde, supimos por la misma vía de la BBC del
contenido de aquel famoso manifiesta oposicionista, la histórica Carta 77
y, de inmediato, tratamos de hacerle llegar nuestro respaldo a través de
los colegas de la Sociedad Internacional para los Derechos Humanos de Alemania.
Recuerdo también a aquel amigo común, Frantisek Kriegel, al
que conocí en La Habana en 1965, uno de los gestores de la Primavera de
Praga y firmante de Carta 77. Kriegel fue atacado en la prensa castrista en 1968
como vinculado a un grupo de disidentes encarcelados en esa época por el
supuesto delito de ''propaganda enemiga''. Años más tarde pude
leer con emoción su ensayo Recordando a Frantisek Kriegel.
Quiero que sepa que sus obras El poder de los sin poder y las Cartas a Olga
son, desde hace muchos años, dos de los libros más leídos
por la disidencia en la isla. Elena Bonner, la incansable viuda de Andrei
Sajarov, me decía, en una carta que atesoro, que usted, Sajarov, Lech
Walesa y Yuri Orlov eran, entre algunos otros, los baluartes de una nueva
conciencia universal capaz de enfrentar los viejos y los nuevos odios.
En nuestro Miami se le recibe con el cariño y la admiración
que usted se merece y esperamos que este encuentro abra una nuevo capítulo
en nuestra colaboración. Tenemos en nuestro poder varios mensajes que le
envían prisioneros políticos cubanos. Tanto ellos como muchos
otros encarcelados por sus ideas le expresan su admiración, ruegan por su
salud y confían en sus gestiones a favor de la democratización de
nuestro país. Son los mismos sentimientos que compartimos los activistas
de derechos humanos e incontables compatriotas, tanto en Cuba como en el exilio.
Que Dios lo bendiga.
Presidente del Comité Cubano
Pro Derechos Humanos y ex preso político cubano.
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