Yahoo! septiembre 3, 2002.
SAN LORENZO DE EL ESCORIAL, 3 (EUROPA PRESS) - El vicario general de La
Habana, Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, afirmó
hoy en San Lorenzo de El Escorial (Madrid, España) que a partir de la
visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, la Iglesia Católica ha pasado de
ser en este país "una Iglesia de la conservación y de la
defensiva con vistas a la supervivencia a ser una Iglesia en estado de misión
y crecimiento".
Así lo afirmó Céspedes en el transcurso de una
conferencia centrada sobre las relaciones entre la Iglesia Católica y la
sociedad cubana e impartida en los cursos de verano, que organiza la Universidad
Complutense en San Lorenzo de El Escorial. Allí, el eclesiástico
analizó las distintas etapas por las que la Iglesia Católica ha
atravesado desde su implantación en Cuba, centrándose
especialmente en este último siglo.
Céspedes se preguntó la razón de los distintos cambios
de actitudes entre la sociedad cubana, que ha pasado de profesar un "ateísmo
militante" durante los primeros años del régimen de Fidel
Castro a, según investigaciones sociológicas que fechó
entre 1994 y 1996, revelarse en un 86 por ciento creyente en "algo más
de las realidades intramundanas", lo que calificó de "sorprendente".
El vicario general de La Habana atribuyó estos cambios en la población
cubana al "espíritu de choteo" o "relajo criollo" que
en su opinión "es connatural a la mayoría de los cubanos"
y que se caracteriza por una "falta de responsabilidad ante la existencia,
sin discernimientos de sabiduría entre lo que es serio y lo que no es"
y del que, dijo, "nace la inconsistencia en materia religiosa, cultural y
política".
MOVIMIENTOS RELIGIOSOS CUBANOS
Así, defendió la tesis de que ni el pueblo cubano era tan
religioso como decía ser antes de la llegada al poder de Fidel Castro, ni
ha sido tan ateo después, ya que no existen, a su juicio, razones que
permitan comprender "el cambio brusco de actitud" de un pueblo que,
tras afirmar su catolicidad en la década de los 50, casi inmediatamente
después "no tenía escrúpulos en firmar una solicitud
al Partido Comunista en las que afirmaban que eran ateos" para ahora "acercarse
a alguno de los grupos religiosos del país".
Por otra parte, lamentó que al despegue de la vocación católica
en Cuba se haya sumado el crecimiento de los movimientos religiosos libres de
corte pentecostal y el de los grupos de la vasta gama de religiosos sincréticos,
estos últimos acentuando su tendencia hacia la paganización.
En este sentido, denunció que "los exponentes de ambos grupos
manifiestan signos de una realidad que dista mucho de ser una religión en
el genuino sentido de la palabra" y que "ambas actitudes comportan
rompimientos culturales de consecuencias deteriorantes de la cultura y la
nacionalidad".
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