Otra farsa
electoral
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, octubre / www.cubanet.org - La votación para elegir a los
diputados a las Asambleas Municipales del Poder Popular se efectuará este
20 de octubre. En realidad, nada nuevo hay en ese lamentable espectáculo
que se realiza periódicamente en Cuba bajo estricto control oficial,
siempre con la participación de más del 90 por ciento de la
población, según informan las autoridades.
Sin embargo, en esta ocasión los manipulados comicios, harto
conocidos por su falta de credibilidad, se llevan a cabo en el contexto de un
panorama muy difícil para el pueblo cubano, donde la situación
económica, política y social se degrada aceleradamente y la vida
del ciudadano corriente se torna más precaria cada día.
A pesar de ello, esto no ha sido analizado de ningún modo durante el
período de preparación de las elecciones. Por lo contrario, en los
medios de prensa se difunden intensas campañas destinadas a magnificar "logros"
realmente imperceptibles.
Ya adentrado octubre el gobierno ni siquiera ha informado sobre el
comportamiento de la economía durante el primer semestre del año
en curso. El motivo de esta conducta es conocido: su negativo desempeño
en el período.
Por otra parte, los precios de los artículos de primera necesidad
siguen aumentando a niveles escandalosos. El proceso de dolarización
continúa su escalada fragmentando cada vez más a la sociedad entre
los pocos que tienen a su alcance la preciada moneda, y quienes no la poseen. La
situación de la vivienda es muy difícil, y ahora se ha agravado
por los efectos de los huracanes que han azotado el país. Los salarios y
pensiones no alcanzan para cubrir las necesidades fundamentales, y crece la pérdida
de valores espirituales de la población.
Como si fuera poco, a consecuencia de la descapitalización humana y
material, la agroindustria azucarera se debate en una enorme crisis, y una parte
sustancial de los centrales son desmantelados, lo que elimina decenas de miles
de empleos y destruye una riqueza forjada durante siglos.
A esta lista de calamidades podría añadirse el continuado
deterioro del medio ambiente, destacándose el empobrecimiento progresivo
de las tierras cultivables, y otros problemas como el galopante envejecimiento
de la población, ninguno de los cuales se someten a debates públicos
ni se solucionan por lo que las dificultades se acumulan con incalculables
consecuencias para el futuro de la nación.
Por otra parte, el gobierno incumple sus propias leyes, y son ignoradas
propuestas pacíficas y responsables, basadas en la legislación
vigente, como el Proyecto Varela que, respaldado por más de 11 mil
firmas, como establece la Constitución para solicitar una consulta
ciudadana, fue presentado a la Asamblea Nacional del Poder Popular en mayo
pasado sin que hasta el momento se haya recibido ninguna respuesta.
En este contexto, las elecciones convocadas por el régimen no son más
que una burla a la población. En la práctica, los delegados
electos serán marionetas pues como en ocasiones anteriores no tendrán
ninguna posibilidad de resolver los graves problemas existentes en sus
respectivas circunscripciones.
En realidad, en este engendro no hay nada nuevo ni original. En su esencia
constituye la replica, con pequeñas modificaciones, de los viciados
procedimientos electorales que tradicionalmente se llevaban a cabo en las
naciones del extinto bloque soviético. En esos países, hoy
derrotado el totalitarismo, la población recuerda esas farsas con
repugnancia y asco. Igual destino está reservado a estos deleznables
hechos en la historia de nuestro país.
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