Ernesto F. Betancourt.
El Nuevo Herald,
octubre 15, 2002.
En contra de la opinión prevaleciente, ante el fracaso irreversible
de su régimen, Fidel está montando un escenario para justificar
que es víctima de una hostilidad implacable del gobierno del presidente
Bush, alentado por la mafia de Miami. En su momento, planea provocar un ataque
americano a Cuba, similar al que se plantea contra Irak, lo que justificaría
la respuesta defensiva de Cuba, que Fidel prepara febrilmente. Pero, para ello,
es esencial que no se levante el embargo. Esta hipótesis reconcilia y
explica algunos hechos recientes que pueden parecer contradictorios.
Cuba está aislada. Los europeos continúan sus demandas de una
apertura política en la isla como condición para abrirle las
puertas del Acuerdo de Cotonú. Fidel ha tenido que humillarse a que un
ministro suyo, Ricardo Cabrisas, le pida audiencia a Javier Solana. ¿Se
acuerdan del hombre a quien demandó juzgaran por genocida en la Cumbre de
Río?
México reemplazó a su embajador procastrista, Ricardo Pascoe,
con una diplomática de carrera, sellando el enfriamiento de relaciones.
En Venezuela, su aliado Chávez difícilmente puede antagonizar aún
más a su opinión pública, saliendo a apoyar a Fidel. Aun en
Brasil, la victoria de Lula no le garantizará un aliado, ya que Lula
tiene que moderarse si ha de tener un gobierno exitoso y ya lo repudió,
vetando su asistencia al encuentro del Foro Social de Porto Alegre, del que Lula
era anfitrión.
En el resto de América Latina, Fidel es anatema. Las ofensas a los
gobernantes de Argentina y Uruguay difícilmente se olvidarán. En
Colombia, el presidente Uribe ha tomado una línea dura y se ha aliado con
los Estados Unidos para intensificar la guerra con los narcoguerrilleros del ELN
y las FARC, a quienes Fidel apoya solapadamente. El juicio que se inicia en
Bogotá a los tres asesores en bombas del IRA confirmará los vínculos
de Cuba con ese grupo terrorista.
En España, la mayoría del PSOE de Felipe González y el
partido PP de Aznar se alían para repeler a los aliados terroristas de
Fidel de la ETA. Inclusive, el juez Baltasar Garzón reveló los
tratos secretos comerciales de los etarras con Cuba, que incluyen hasta una fábrica
de zapatillas de baile auspiciadas por el ballet de Alicia Alonso.
Los partidarios dentro del régimen de una transición pacífica
facilitaron la presentación de las boletas del Proyecto Varela en la
Asamblea Nacional del Poder Popular, precisamente en vísperas de la
visita de Jimmy Carter. Esto obligó a Fidel a montar una movilización
sin precedentes de la población y un plebiscito para hacer irrevocable el
socialismo, lo que impuso por unanimidad en sesión extraordinaria de la
Asamblea. Al mismo tiempo, impidió se reuniera la actual Asamblea en sesión
ordinaria e inició la elección de sus sustitutos, entre los cuales
difícilmente habrá alguno de los que titubearon ante el Proyecto
Varela.
En la feria agropecuaria, Fidel se extremó en mostrarse amigo del
pueblo americano y utilizó al máximo su carisma para embaucar a
los ingenuos visitantes, y convertirlos en proyectiles propagandísticos
de su buena voluntad hacia el pueblo americano. Al mismo tiempo, censuró,
en la prensa cubana, el discurso de Dan Fisk, subsecretario adjunto del
Departamento de Estado, en que éste denunció los ardides de
agentes cubanos destinados a confundir a la contrainteligencia americana que
combate el terrorismo, así como los violentos ataques de Felipe Pérez
Roque y Ricardo Alarcón a Fisk por dicho discurso.
Tampoco ha habido una sola mención de la espía del Pentágono,
Ana Belén Montes, y refutó airadamente su participación en
la guerra biológica denunciada por el subsecretario de Estado John
Bolton. Hasta tuvo la osadía de ofrecer ayuda ante el inesperado repunte
del virus del Nilo occidental, que ha causado más de cien muertos y dos
mil contaminados. Repunte que ha llevado al senador Pat Leahy a pedir se
investigue si éste ha sido fruto de un ataque de guerra biológica
y no un brote espontáneo. También mantiene la campaña de la
inocencia de los cinco espías convictos por un gran jurado en Miami.
Mientras tanto, los preparativos hostiles y la infiltración de
agentes continúan a un ritmo preocupante, aunque no se divulgan por la
CIA, el Pentágono y Justicia por dar prioridad a lo de Irak.
A pesar de todo, está a punto de desplomarse la ficción de que
Cuba no hace espionaje militar y terrorismo contra Estados Unidos.
Fidel sabe que es inevitable el veto del presidente Bush al aflojamento del
embargo y que, según avanza la crisis con Irak, será menos
factible que ese veto sea revertido por el Congreso.
Fidel sabe que, aun si aflojaran el embargo, no mejorará la situación
interna cubana, no tan sólo por el cierre de otras fuentes de crédito
que ha generado el pago en efectivo a los americanos, sino porque tendría
que levantar el embargo interno.
Fidel sabe que con la caída de las remesas y el turismo, así
como el desplome azucarero, el pueblo de Cuba, y aun muchos de sus seguidores,
han llegado al final de su paciencia con un período especial que se ha
convertido en un desastre permanente.
Ante la creciente posibilidad de una explosión social, Fidel sabe que
encara su momento final y prefiere terminar apocalípticamente como víctima
del imperialismo americano. |