La Coloma:
una historia de engaños
Víctor Rolando Arroyo Carmona, UPECI
PINAR DEL RIO, octubre (www.cubanet.org) - Los momentos de horror y las
penurias que han vivido y aún viven los 8 mil residentes del poblado
costero La Coloma, en el sur de la provincia de Pinar del Río, a causa de
los daños que provocó el huracán Lili, se pudieron evitar.
El ras de mar que acompañó el paso de Lili penetró más
de 400 metros en tierra firme y convirtió el área inundada en zona
de desolación, acrecentando la impotencia y el malestar de los
habitantes, y no precisamente contra el huracán.
Lo ocurrido en La Coloma se puede resumir en una palabra: engaño, que
es hoy la más repetida entre los colomeros.
Cuentan los más viejos que hace 40 años, cuando el régimen
necesitó utilizar la zona de La Puntilla para edificar allí el
combinado pesquero, ya que era éste el sitio que menos se afectaría
si se producía una entrada de mar, prometió a los miles de
afectados construirles confortables viviendas, y los trasladó "temporalmente"
a la playa "Las Canas", distante seis kilómetros. Otros muchos,
a la espera de lo prometido, edificaron aquí sus propias casas, en las
cuales han vivido hasta ahora.
El régimen se olvidó de la promesa, o al menos cuatro décadas
no han sido suficientes para cumplirla.
Lili arrasó con la playa "Las Canas" y dejó
maltrecho al puerto. La Coloma no es el dechado de comodidades con que se
ilusionó a sus habitantes. En sus estrechas y sinuosas callejuelas se
agolpan miserables casuchas que no resistieron los embates del viento. La
penetración del mar, por otra parte, concedió escaso tiempo para
salvar la vida.
Transcurridas casi dos semanas del paso de Lili, las aguas son dueñas
de amplias zonas del poblado, y tal parece que no desean retirarse de lo que,
según los más viejos, les perteneció en el pasado.
En los años de reinado del régimen socialista, la actividad
económica de La Coloma ha ido creciendo al punto de que hoy es el emporio
más importante de la captación de divisas en Vueltabajo.
Paradójicamente, la calidad de vida de los colomeros se deteriora, lo
que puede corroborarse en el estado en que se encuentran sus viviendas. Súmese
a esto los pobres niveles de servicios como el transporte y la recreación;
la precaria alimentación y las condiciones de trabajo.
Hace 19 años los estragos de la tormenta tropical Alberto motivaron
la presencia en La Coloma, en dos ocasiones, de Fidel Castro, quien prometió
convertir La Coloma en una comunidad que sería la envidia de todos por
sus condiciones de vida y trabajo.
El engaño no soportó los vientos del huracán. Los
edificios construidos no llegan a diez, y a las tradicionales fallas
constructivas, se les sumó la pérdida de los balcones que se
fueron a volar con las ventoleras de Lili.
Por otra parte, la falta de agua potable aquí es crónica,
aunque los colomeros viven sobre un suelo cenagoso. Se dice que las obras del
combinado pesquero impiden el drenaje natural y el preciado líquido se
estanca.
En los años de régimen castrista La Coloma ha entregado a la
economía del país cientos de millones de dólares. Por
tanto, no hay que subsidiarla con fondos estatales para mejorar sus viviendas y
prevenir futuros desastres naturales de este tipo.
A pesar de los difíciles momentos que aún se viven, la
prioridad estatal consiste en enviar los barcos a la captura de la langosta,
argumentando motivos económicos que beneficiarán al pescador en
este momento.
Ya se encuentran en el mar decenas de naves para las que, paradójicamente,
sí existe un refugio seguro, y a las que ni el ras de mar ni los
reiterados engaños han logrado destruir.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|