Pablo Alfonso.
El
Nuevo Herald, octubre 6, 2002
"Ni yo me lo imaginé''.
La frase es del dictador cubano Fidel Castro a propósito del huracán
Lili, que azotó el occidente de Cuba la pasada semana.
Fue publicada el miércoles 2 de octubre por el diario
Granma, en un artículo firmado por
el periodista Félix López, que daba cuenta del recorrido de Castro
por las zonas afectadas de Pinar del Río, y la coincidencia de que dos
huracanes (Isidore y Lili) pasaran por la misma región en un lapso de 11
días.
¿Qué refleja esa afirmación? ¿Egomanía,
ingenuidad o simple decrepitud? No me decido por ninguna en particular. Quizás
estamos en presencia de una combinación de ellas.
El artículo en cuestión está repleto de ese estilo
habitual del culto a la personalidad que ha caracterizado --sobre todo en los últimos
tiempos-- cualquier actividad relacionada con Castro.
Imagino que el periodista recogió la frase sin sonrojo ni
cuestionamiento, pasando por alto la carga de asombro que tal afirmación
encierra. ¡Ni siquiera el Comandante en Jefe --hombre de larga visión
como lo definiera en un momento el canciller Felipe Pérez Roque-- fue
capaz de imaginar esa lamentable posibilidad, que la naturaleza hizo cierta!
Algunos más suspicaces, pueden pensar que el periodista utilizó
la ocasión para mostrar, sin comprometerse, hasta dónde llega esa
manía del dictador cubano de conocer todo, saber todo y controlar todo.
Quizás, es posible, pero confieso que "ni yo me lo imaginé''...
Lo cierto es que, anécdotas aparte, Lili, ha golpeado severamente a
los habitantes de Isla de la Juventud y Pinar del Río, ''lloviendo sobre
mojado'', tras la estela de estragos que ya había provocado su antecesor
Isidore.
Miles de viviendas destruidas, cientos de hectáreas de cultivos dañados,
postes de electricidad y teléfonos derribados, campos y poblados
inundados, es hasta ahora el saldo preliminar que revelan las fragmentadas
informaciones oficiales.
Zenia Regalado, del semanario Juventud Rebelde, describió así
la situación en el poblado pinareño de San Juan y Martínez,
famosa cuna del tabaco cubano.
''Parece un pueblo sitiado. Sus áreas rurales sufrieron mucho.
Cientos de humildes viviendas de Río Seco, La Nilda, Vivero, El Paradero,
Galope y Galafre, por sólo citar algunas comunidades, tienen sus techos
semidesnudos o perdieron las paredes de alguna habitación.'', explicó
Regalado.
Granma, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, reconoció
que de las 1,800 casas de curar tabaco instaladas en San Juan y Martínez "
hoy sólo quedan en pie 102''.
''Ha sido una catástrofe para el macizo tabacalero'', aseguró
Granma.
Según Edelberto González Díaz, director de la Empresa
de Tabaco, antes de Lili, en Pinar del Río había 14,500 casas de
curación, de las cuales 5,523 fueron derrumbadas y 5,595 sufrieron
severos daños.
De los 40,000 semilleros de tabaco existentes la mitad fue afectada por
Isidore y ahora se reportan daños a 8,000 semilleros más.
Unas 40,000 viviendas en total sufrieron daños en las zonas de Isla
de la Juventud y Pinar del Río, y aproximadamente 5,000 de ellas con
derrumbe total.
En la Isla de la Juventud unos 250 postes del tendido eléctrico están
en el suelo, entre ellos 90 de las líneas de 33,000 voltios; las
comunicaciones telefónicas digitales están interrumpidas y se está
utilizando un antiguo equipo analógico para mantener parcialmente el
servicio.
La prensa oficial informó que Isidore y Lili "echaron a tierra
18,000 toneladas de cítricos, aproximadamente''.
Castro no viajó a la Isla de la Juventud. Esa tarea se la dejó
al vicepresidente Carlos Lage, y para consuelo de los pinareños el
semanario Trabajadores afirmó: "Con el estímulo de haber
contado con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro, nuevamente en
momentos adversos, la provincia se levanta''.
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