Emilio Ichikawa.
El Nuevo Herald,
octubre 4, 2002.
Se puede construir un linaje filósofico cubano que justifique hablar
de la existencia de cierta tradición reflexiva en la isla. Lo hicieron en
el siglo XIX, por ejemplo, José Zacarías González del Valle
y José Manuel Mestre, y en el XX, Medardo Vitier y Humberto Piñera
Llera.
Pero no es igual la constatación de esta evidencia y la afirmación
triunfalista de que ''Cuba es un país de pensadores eminentes''. El
pensamiento, digámoslo de una vez, no tiene prestigio entre nosotros; no
existe un reconocimiento social que se trueque en motivo y persuada a un grupo
de personas de que vale la pena invertir tiempo en un diálogo sobre la
vida. La mayoría de los pensadores cubanos no ha sido libre y ha tenido
que servir a los patrocinadores tradicionales: la Iglesia, el estado y la
empresa.
En el libro de Medardo Vitier Las ideas y la filosofía en Cuba
podemos encontrar un decidido elogio al pensamiento cubano, vinculado con el uso
de diminutivos a la hora de hablar de nuestras mejores obras (''librito'',
''tratadito'') y de cotas relativas a su significación (resúmenes,
comentarios, compendios).
Esta realidad contradice el impúdico orgullo con el que la propaganda
castrista habla en la isla de la ''batalla de ideas''. La televisión
cubana y el periódico oficial Granma no cesan de proponer programas
universitarios que, según se dice, conseguirían alguna vez hacer
del cubano el personaje más culto del mundo. Y todo esto se hace, como
era de suponer, en nombre de Martí; el lema en curso es una frase suya
que ya forma parte del canon retórico castrista: ``Trincheras de ideas
valen más que trincheras de piedras''.
Según la versión castrista, existiría una conspiración
mundial en su contra que incluye un coherente movimiento de producción de
ideas. Con la ficción de que hay en el exilio una intelectualidad
vertebrada contra Castro, se legitima la defensa de intereses personales
programando festivales, conciertos, viajes, premios, congresos, etc.
Lo de la ''batalla de ideas'' es un montaje. El actual debate cubano no
tiene contornos ideológicos definidos; se trata apenas de una competencia
descarnada en pos de beneficios e influencias. Y esta elementalidad de la
cobertura ideológica del castrismo condiciona a su vez la indigencia de
nuestra crítica al mismo. Estamos atrapados por un debate moral que no
nos deja avanzar en la reflexión acerca de la viabilidad real de la isla
cubana como país independiente y próspero. No hay más que
visitar la librería La Tertulia de San Juan o revisar el catálogo
de la Editorial Callejón para comprender el estado precario en que, en
comparación con el puertorriqueño, se encuentra el pensamiento
reflexivo cubano.
Durante la Feria del Libro de Miami en el año 2001 el inolvidable
amigo Jesús Díaz nos contaba que, conversando acerca de los
proyectos político-culturales del Caribe hispánico, un colega
dominicano le había objetado con simpatía: ''El problema de utede
e que creen quesa islae viabble, y esa isla noe viabble, compay''. Ahora bien,
si la tradición filosófica cubana es incipiente, no se puede decir
lo mismo de nuestros estudios históricos. La historia goza en Cuba de
importantes estímulos sociales, el principal de los cuales es el servicio
al poder: familias, gobiernos, cuerpos armados, etc. Además, es muy
valorada a nivel popular.
Aunque el cubano promedio no lee grandes tratados de historia, y nombres
como Ramiro Guerra, Leví Marrero o Manuel Moreno Fraginals le son
desconocidos, sí es capaz de disfrutar narraciones acerca de nuestras
gestas independentistas o anécdotas sobre nuestros próceres; le
gusta mirar mapas, escuchar cuentos, seguir genealogías. Y algo muy
importante: está predispuesto favorablemente a creer en la opinión
del historiador pues éste habla en nombre de lo ya acontecido; de ahí
que prestigiosos historiadores cubanos hayan frecuentado con relativo éxito
los pasillos de nuestra política. Son los casos, por ejemplo, de Herminio
Portell Vilá o Eusebio Leal, un intérprete destinal del castrismo.
De la indiferencia social se salvan los historiadores pues ellos son, como
diría Gracián, los ''ministros de la fama'', gente laboriosa y
dispuesta a sacar del archivo una esquela, una fecha, un argumento generalmente
a favor de aquél que tiene el poder a mano.
Ambos, de 18 años de edad, se encuentran con sus familiares en el sur
de la Florida en espera de iniciar el proceso que habrá de llevarlos a
firmar un acuerdo con algunas de las 30 organizaciones de las Grandes Ligas.
''Ese ha sido siempre mi sueño y espero cumplirlo lo antes posible'',
comentó Gálvez, un joven de seis pies y tres pulgadas de altura y
215 libras de peso. "Sólo espero que me den una oportunidad para
jugar en el mejor béisbol del mundo''.
Según informó Henry Vilar, quien funge como consejero de los
dos peloteros cubanos, tanto Gálvez como Márquez podrán ser
valorados a mediados de noviembre por cazatalentos de los equipos de las Grandes
Ligas.
''Estamos seguros de que los dos dejarán una buena impresión
en los evaluadores'', indicó Vilar. "Queremos lo mejor para ellos, y
pensamos que quizá pudieran ser firmados como agentes libres en un futuro
no muy lejano''.
Apoyado en una velocidad de entre 90-92 millas por hora, Gálvez
domina con seguridad la recta, la curva y un lanzamiento conocido como tenedor.
La última vez que se enfrentó al equipo juvenil de Estados Unidos,
lanzó seis innings inmaculados, además de jugar la primera base.
''Lo que más impresiona de Gary es que pitchea con movimientos
naturales'', reconoció Vilar. "No se fuerza [a sí mismo] para
alcanzar altas velocidades y trabaja con mucho aplomo en la lomita. Si se aplica
y sigue el camino correcto, muy pronto dará qué hablar''.
Por su parte, Márquez es un receptor de ágiles movimientos y
fuerte brazo, que posee buenos reflejos detrás del plato. Sus instintos
defensivos son ostensibles y cuando abandonó la isla era dueño de
los mejores porcientos de ''corredores cogidos robando'' en su categoría.
''Mi vida es el béisbol y allá estaba cansado de que la política
siempre fuera delante del deporte'', explicó Márquez. "Sé
que ahora iniciamos una larga cuesta, pero sobra la decisión para salir
adelante''.
A pesar de ser el número uno de la rotación, a Gálvez
lo dejaron fuera del equipo juvenil que asistió al último mundial
de la categoría en la ciudad canadiense de Shirbrook, pues era
considerado un posible desertor, ya que su padre residía aquí hace
nueve años.
''Siempre quise venir, pero eso fue el detonante'', subrayó Gálvez.
"Le dije a Michael de mis planes y dicidimos dejarlo todo atrás para
iniciar una nueva vida en libertad, para que sólo el talento me diga
hasta dónde puedo llegar''.
Lili dejó un muerto y cientos de viviendas destruidas
Associated Press. La Habana
Una persona murió y cientos de viviendas quedaron destruidas por el
paso del huracán Lili en el oeste de Cuba, informaron ayer las
autoridades.
Modesto Pozo Pulgarón, trabajador de una empresa de alimentos, de 52
años de edad, murió en la provincia Pinar del Río, donde
Lili arrasó con vientos de 160 kilómetros por hora (100 millas por
hora), según el diario oficial Juventud Rebelde. No se dieron detalles de
las circunstancias de la muerte.
Además señalaron cuantiosos daños en los cultivos de
tabaco y en 37,000 casas en Pinar del Río, de las cuales 6,000 quedaron
reducidas a escombros.
Las autoridades de Pinar del Río afirmaron que ya había
empezado la recuperación en los cultivos tabacaleros aunque Luis Chávez,
cultivador de tabaco en la provincia, dijo al diario oficial Granma que "este
año tendremos que luchar muy duro para sembrar tabaco ... de las casas
mejor no digo nada porque ya no están. Esas habrá que hacerlas
nuevas''.
El huracán fue el cuarto de la temporada en pasar por el Caribe y el
segundo en menos de dos días en golpear a Cuba.
Lili azotó con particular ferocidad a la Isla de la Juventud, al sur
de Cuba. Sin embargo, todavía no se han cuantificado las casas
derrumbadas allí.
No se han valorado exactamente los estragos en la agricultura, aunque el
diario Granma habló de la destrucción total de los cultivos de
toronja y demás cítricos, principal producción de este
territorio.
Las autoridades de Pinar del Río informaron que unas 1,700 toneladas
de frutas (toronja y naranja) habían sido procesadas luego del paso del
Isidore y ante la inminencia de Lili.
En total 362.000 personas fueron evacuadas antes del paso de Lili y las
autoridades entregaron una cuota adicional de alimentos para 460,000 personas en
Pinar del Río.
Según publicó el oficial diario Granma el 3 de octubre esas
personas de los municipios afectados ya reciben el suplemento alimentario.
El rotativo indicó que en las zonas afectadas se comercializan, como
entrega adicional a los alimentos normados, 494 toneladas de arroz, 227 de
granos, 114 de aceite, 114 de pastas alimentarias, 227 de harina de maíz,
56.7 de picadillo y 1.5 millones de huevos.
De acuerdo con las cifras oficiales, la ayuda gubernamental para los 486,000
consumidoresse reduciría a 2.2 libras de arroz, 1 libra de frijoles, 8
onzas de aceite, 9 ½ onzas de pastas, 1 libra de harina de maíz, 4
onzas de picadillo y 3 huevos.
Por otra parte, el paso de los huracanes Isidore y Lili en menos de 10 días
no pareció afectar los importantes cultivos de azúcar de caña,
ubicados en su mayoría al centro y oriente de la isla, y actualmente en
pleno proceso de reestructuración.
Otro de los renglones de la isla, el café, no había reportado
mayores pérdidas luego de Isidore, cuando se perdieron el equivalente a
27,000 latas.
''Si atraviesa el centro o el oriente del país hubiera hecho más
daño'', reflexionó el gobernante cubano, Fidel Castro.
Los principales ingenios azucareros de la isla, el más tradicional e
importante renglón de la economía cubana, se encuentran en la
porción oriental del país.
Esta información fue complementada con los servicios de El Nuevo
Herald. |