La falta de
respeto
Miriam Leiva
Amarylis Cortina Rey, Cuba Verdad
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org) - Hay muchas formas de manifestar la
inconformidad cuando se tiene miedo. En Cuba la gente habla en voz baja, pero
habla.
Así ocurrió con un hombre que desarrollaba un monólogo
persistente mientras caminaba por Vía y Blanca y Palatino, en Ciudad de
La Habana. En ese lugar se encuentra una agencia de carros antiguos que se
alquilan a turistas y a nacionales. En dólares, por supuesto.
El caminante, en un tono perfectamente audible desbarraba sin parar: "¡Le
zumba el mango! ¡Qué barbaridad! ¡Qué falta de respeto! ¡Alquilar
carros clásicos en un país que se está muriendo de hambre y
necesidades!"
En Cuba la frase "¡qué falta de respeto!" se ha
generalizado cuando alguien quiere manifestar descontento contra el régimen.
Es una falta de respeto si el pollo se demora en llegar a la carnicería más
de lo debido (como casi siempre ocurre). Si en la policlínica no hay agua
o jeringuillas; si falta el fluido eléctrico; si el ómnibus no
para, la voz del pueblo se deja escuchar: ¡Es una falta de respeto!
"La doble moral se traga al país. La gente lleva dos vidas a
cuestas: una mala para adentro y una buena para exportar al mundo" -concluyó
el hombre su monólogo a viva voz.
Los carros antiguos se alquilan por el tiempo que lo desee el cliente. Su
precio: 15 dólares la hora. Son autos de los años 20, 30, 40 y 50;
marcas Ford, Chevrolet, Mercury, Buick, entre otras. La réplica de uno de
estos carros, colocada sobre el techo de la agencia, se encarga de la promoción
para atraer a los que puedan darse el gusto.
Los autos son alquilados también por muchachas cubanas que se casan
con extranjeros. El día de la boda se pasean por la ciudad en esas antigüedades.
Si se toma en cuenta que el salario medio de un médico especialista
es de 20 dólares (520 pesos mensuales) se comprenderá que ningún
trabajador, ni otro individuo que no tenga un buen negocio, pretenderá
ser cliente de esta empresa-fantasía habanera.
A la generalidad de los profesionales, trabajadores y ciudadanos cubanos,
la única antigüedad móvil que les toca es el "camello",
o los ómnibus de puertas y pasillos estrechos que, en muchos casos pasan
sólo dos o tres veces al día. Es la parte mala de la vida del
cubano. La falta de respeto a la que es sometido diariamente.
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