Ventana a
Cuba: una reflexión
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, noviembre / www.cubanet.org - Ventana a Cuba, programa de
noticias de la isla que la Voz de los Estados Unidos de América (VOA)
transmite los domingos a las ocho de la noche, hora de La Habana, acaba de
anotarse un logro no carente de importancia.
Bajo la dirección y locución de Angélica Mora, Ventana
a Cuba aspira a la fidelidad a un principio de ética periodística:
en situación de conflicto, reflejar en sus noticias los criterios y
pareceres de las partes involucradas.
Así sucedió en la edición del 10 de noviembre. Entre
los acontecimientos de la semana de Cuba, el programa de la VOA informó
sobre la decisión del gobierno estadounidense de declarar personas no
gratas a varios diplomáticos cubanos destacados en la nación del
Potomac, por presuntos vínculos con la ex funcionaria de inteligencia
estadounidense Ana Belén Montes, quien admitió su culpabilidad en
espiar para el gobierno de Fidel Castro, por lo cual fue condenada a 25 años
de cárcel.
Ventana a Cuba, además de informar sobre los hechos, transmitió
una entrevista realizada a un funcionario de la Oficina de Intereses de Cuba en
Washington, quien tuvo así la oportunidad de aportar a los oyentes el
punto de vista del gobierno que representa. No está confirmado, pero se
considera primera vez que, tratándose de Cuba, logra la VOA entrevista de
tal naturaleza, habida cuenta del diferendo existente entre los gobiernos de
ambos países.
No es motivo de asombro que Angélica Mora haya hecho lo posible por
ser fiel a ese principio de ética periodística. Años atrás,
cuando trabajaba para Radio Martí, consta cómo en tales o más
cuales ocasiones sus esfuerzos se vieron frustrados por políticas de la
emisora. Lo novedoso, lo positivo, es la decisión de la Oficina de
Intereses de Cuba en Washington de aceptar que uno de sus funcionarios fuera
entrevistado, pues no cabe la menor duda de que el diplomático actuó
previa autorización de sus superiores.
Poco importa la veracidad de las afirmaciones del entrevistado, o el acuerdo
o no con sus opiniones. Lo importante, ahora, es mantener abierta, y ensanchar,
esa vía de comunicación. Si Ventana a Cuba logró establecer
el precedente y lo hace costumbre todos ganarán en la comprensión
de los asuntos cubanos, muy particularmente los oyentes continentales esperables
para el programa radial, lo cual invita a la reflexión.
Una de las mayores dificultades para el ejercicio de su labor que
experimentan los periodistas independientes cubanos es la de la imposibilidad de
lograr entrevistas a funcionarios gubernamentales. Las excepciones son la
confirmación de la regla, por lo general bajo el compromiso de protección
de fuentes, sin contar las quejas de colegas que, aún disponiendo de
acreditación para reportar desde la isla, chocan constantemente con una
suerte de pared de censura y autocensura, son sin dudas los ladrillos mejor
colocados de esa pared, cuyo valor concreto en los presentes escenarios cubanos
es la aparición de unos cuantos perdedores, primero de los cuales es el
gobierno de Fidel Castro, por cuanto echa por la borda numerosas oportunidades
de que su "lado de la colina" sea reflejado, sin poder evitar que las
noticias sean publicadas, lo cual es particularmente agudo tratándose del
periodismo independiente de Cuba.
Muchas veces se ha acusado a este movimiento de parcialidad a favor de los
Estados Unidos, pero sin informar bajo cuáles circunstancias se produce
una "impresión de parcialidad". Nadie puede forzar a un
funcionario a aceptar una entrevista, pero tampoco parece posible obligar al
silencio a los reporteros alternativos isleños que, apuntado sea de paso,
son a las claras hecho consumado e irreversible.
En ese equilibrio de fuerzas, a los efectos informativos, pierde quien
calla, o quien pretende ignorar la terca realidad de los hechos consumados. Por
ello, si Ventana a Cuba logra con su ejemplo hacer comprender a la oficialidad
cubana esa arista de su problema, habrá realizado un aporte notable al
ejercicio de las libertades de expresión e información en la isla.
Ventana a Cuba ya probó en las etéreas ondas su vocación
de objetividad periodística. Toca a la prensa oficiosa cubana demostrar
su voluntad de colaboración con el deseo de la mayor parte de los
periodistas independientemente de tales o más cuales filiaciones: ser
objetivo. Compréndase de una vez por todas, además de la ventana,
las puertas están abiertas.
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