Breve
historia actual
José Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - Norma tiene 60 años y
administra una bodega. Durante años, su esposo, que también es
bodeguero, trabajó junto a ella. Problemas de salud lo obligaron a
abandonar el empleo.
Como en una bodega siempre hay que mover sacos y cajas que para una mujer de
sesenta años resultan pesos excesivos, Norma llevó a uno de sus
hijos (que no tiene empleo fijo) a trabajar con ella.
Pero unos días después, funcionarios de la dirección de
comercio de la zona se presentaron en la bodega y le comunicaron a Norma que su
hijo no podía trabajar con ella porque eso era "nepotismo".
Norma no respondió de inmediato. Su hijo tuvo que salir de la bodega,
y Norma anotó la palabra "nepotismo". En la casa, la mujer buscó
un diccionario para conocer bien el significado de la palabra, y al día
siguiente se presentó en la "zona". Allí se desarrolló
el siguiente diálogo entre Norma y Morales, funcionario de comercio.
- Dígame, Morales, así que porque yo tengo a mi hijo
trabajando conmigo en la bodega, con lo cual evito que ustedes me pongan a
alguien ahí que puede hasta robar, porque mi hijo no sólo me ayuda
sino que además me cuida, ustedes dicen que eso es "nepotismo".
¿Y por qué entonces Fidel Castro tiene a su hermano Raúl hace
muchos años al frente de las fuerzas armadas? ¿Por qué no lo
puso a usted, que es comunista y era teniente coronel o coronel?
- Pero eso es diferente, Norma...
- ¿Diferente? Pero, ¿la revolución no es una sola? Pero
además, ¿por qué tiene a Vilma al frente de la Federación
de Mujeres Cubanas, con tantas mujeres revolucionarias que hay por ahí?
- Pero eso es distinto -replicó ya molesto Morales.
-¿Distinto? Ah, será que ellos son extrarrestres. A su hermano
Ramón Fidel lo tiene de asesor de todo lo que tiene que ver con la
agricultura, y a su hijo Fidelito con todo lo que tiene que ver con la cosa atómica.
- Bueno, bueno, lo de tu hijo no tiene que ser así como te dijeron y
no tuvieron por qué ser tan radicales. Cálmate, cálmate.
"Se quedaron mudos todos los que estaban allí", cuenta
Norma. El hijo de Norma volvió a la bodega.
Esta historia tiene una obvia moraleja: los derechos hay que reclamarlos, no
importa que te acusen de nepotismo. No obstante, los nombres de sus
protagonistas están alterados, porque en Cuba las represalias se pueden
presentar con cualquier disfraz.
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