Una profesión
poco apreciada
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - Encontré a Oneida tarde en
la noche en la esquina de la calzada donde se encuentra la iglesia católica
de Mantilla, barrio al sur de la capital cubana donde vivo. Mayor sorpresa me
produjo reconocer en su rostro las huellas de agotamiento que encontrarla a esa
hora de la noche en la calle.
Pensé decirle que podríamos compartir el agotamiento de cada
uno en lugar de cargarlos por separado. Mas ella se adelantó cuando me
explicó que regresaba después de trabajar 36 horas
ininterrumpidas, que ingirió durante ese tiempo más líquidos
que sólidos, y que volvería a salir con el mismo objetivo luego de
12 horas de descanso.
Si usted tiene duda de que algún trabajador labore esa cantidad de
horas seguidas, tal duda se evaporará cuando le explique que Oneida es
enfermera.
Hoy por hoy una de las profesiones menos apreciadas por cualquier joven que
desee estudiar una carrera, es la enfermería. La única razón
que los mueve a matricularla es el temor al desempleo.
Oneida hacía un turno de trabajo tan largo porque una de las otras
dos colegas de su turno pidió vacaciones y, al no haber sustituta, la
otra compañera y ella debieron cubrir el trabajo de la enfermera ausente.
Respondiendo a mis preguntas, me comentó que no había personal
de enfermería suficiente, y que los jóvenes recién
incorporados no estaban preparados para atender pacientes complicados como los
que ellas atendían. Me dijo que además los pocos que culminaban
sus estudios abandonaban los puestos de trabajo en un corto plazo.
Sin embargo, nada de lo que me contó hasta ese momento me impactó
tanto como la declaración con la cual prosiguió la conversación.
Afirmó que ya no tiene vida propia, ni descanso real, ni mucho menos algún
tipo de recreación. A esa hora regresaba a su casa a preparar algo de
comer, asearse, cenar a la carrera y meterse en la cama. Ya no daba para más.
Al despedirnos sentenció: "Cualquier día dejo este
trabajo y me dedico a vender pizzas a diez pesos".
Así me habló esta mujer que conozco hace años y de la
que siempre guardé una imagen positiva y optimista, de dedicación
a su trabajo. Hoy es el reflejo de la frustración que representa para
ella su oficio. Un sentimiento que no es particular, pues es compartido por
muchos de sus colegas, gracias a las condiciones tan duras que están
obligados a enfrentar.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|