Acribillan a
multas a periodista independiente para impedir su labor
LA HABANA, octubre (Reinaldo Cosano Alén / www.cubanet.org) -
Funcionarios cubanos, por orden expresa de la policía política,
acribillan a multas al periodista independiente Juan Carlos Garcell, quien es
parte de la Agencia de Prensa Libre Oriental y reside en Sagua de Tánamo,
localidad ubicada en la provincia Holguín.
Garcell accedió a contestar algunas preguntas para que los lectores
de CubaNet conozcan cómo es que lo hostigan para obstaculizar su labor
como reportero de la APLO.
Cosano Alén - ¿Cuándo y en qué
circunstancias te impusieron la primera de estas multas con que te han venido
acosando hace meses
Juan Carlos Garcell - "El 16 de diciembre de 2001 me multaron
con 1,218 pesos por el presunto delito de ser el ayudante de un trabajador por
cuenta propia sin estar yo acreditado. La suma aumentó en 337 pesos
porque no tenía dinero para pagar la multa. Todo esto es una maniobra de
la policía política porque ese día 16 fui citado
oficialmente para que me presentara a las diez de la mañana en la estación
policial de mi pueblo. A las doce del día varios policías se
presentaron en la estación con un vecino mío, Miguel Roney Núñez,
al que detuvieron porque decían que él se dedicaba a fabricar
zapatillas de goma para autos, servicio que, por cierto, el estado no ofrece, al
menos en esta localidad. También llevaron a la estación policial a
un inspector estatal. Aunque a Núñez no le han querido otorgar la
licencia comercial, le impusieron una multa de 1,218 pesos, y a mí también,
como señalé anteriormente, por una absurda acusación: según
aparece, en el acta cuando registraron la vivienda de Núñez yo
estaba junto a él actuando como ayudante de soldador. Es una verdadera
patraña, porque desde las diez de la mañana yo estaba retenido en
la estación de policía por la mencionada citación oficial".
C. A. - ¿Conservas esa citación?
Garcell - "¡Sí, cómo no, y el acta también!
Antes de llevar a mi vecino detenido a la estación, un policía me
dijo: 'Te vamos a traer aquí a un hombre con el que tú tienes
problemas'. Y yo le contesté: 'Yo no tengo problemas con nadie'. En
efecto, el vecino y yo nos llevamos muy bien. No se explica cómo yo puedo
estar en dos lugares a la vez: en la estación de policía y
trabajando en casa de Núñez durante el registro".
C. A. - ¿En la casa de tu vecino también hacen labores
de soldadura?
Garcell - "No. Por eso yo le dije al oficial: 'Mire, ¡esto
es inconcebible! Primero, me tienen en la estación desde las diez de la
mañana; segundo, me acusan y me multan por hacer algo que no he hecho, y
tercero, en el acta en todo caso debían haber escrito 'ayudante de
zapatillero' o 'picador de goma', pero no ayudante de soldador. Por esto afirmo
que fue una maniobra. Reclamé la multa a la ONAT (Oficina Nacional de
Administración Tributaria), que es quien me impone la multa, pero
declararon sin lugar esta reclamación. Me aplicaron el decreto-Ley 147,
que -otro absurdo- no admite reclamación en lo administrativo ni en lo
judicial. Pregunté a un abogado cómo era posible que yo no pudiera
defenderme, y él me dijo: 'La Ley es así'".
C. A. - ¿Cuándo fue la otra multa?
Garcell - "El 4 de mayo de este año me detuvieron a las
doce de la noche en mi casa y me condujeron a la estación de policía.
Me regresan a la casa a eso de las doce y media con ¡más de 15
agentes!, quienes registraron el inmueble y mis pertenencias hasta las dos de la
madrugada. Tres carros participaron en esta operación policial. El día
anterior me arrestaron en el hospital local cuando entrevistaba a una señora
que estaba desconsolada porque la hija, que estaba embarazada, había
tenido un accidente, se estaba muriendo y no había ninguna ambulancia
para trasladarla hacia el hospital provincial. Un agente de la Seguridad del
Estado me ordenó que me fuera del lugar (para que no reportara la
noticia), y yo me iba, pero me amenazó con golpearme. Le contesté
que denunciaría el asunto. Cuando iba hacia mi casa dos policías y
un agente de la Seguridad del Estado me golpearon en la cabeza y me llevaron
arrestado para la estación. Luego me soltaron, pero más tarde
cuatro policías se presentaron en mi casa para decirme que regresara a la
estación. No fui. Entonces vino un fiscal y el jefe de la policía
política de Sagua de Tánamo, que se llama Alexis Pérez,
acompañado de otro oficial de la Seguridad del Estado de Moa y unos 15
agentes más. Rodearon la casa. Hicieron un registro. Cuando mi mamá
vio aquella cantidad de policías, se puso en tal estado que tuvieron que
buscar a un médico, que estuvo con ella hasta el amanecer. Yo empecé
a hablar fuerte para que me oyeran los vecinos, les pregunté por qué
para hacerme un registro usaban tres carros mientras que para la muchacha
embarazada no había una ambulancia ese día, y llegó grave
al hospital y se murió ".
C. A. - ¿Se llegó a morir la joven accidentada?
Garcell - "Sí, estuvo en el hospital local como hasta
las dos de la tarde".
C. A. - ¿Tú reportaste eso?
Garcell - "¡Sí! Al otro día me soltaron,
pero no sin antes multarme con 400 pesos por el presunto delito de desobediencia".
C. A. - ¿Otras multas?
Garcell - "El 19 de julio, treinta pesos, por otro presunto
desorden público. Iba para Holguín en un camión, un policía
subió al vehículo, registró las pertenencias de los
pasajeros. Lanzaba al piso los maletines de la gente que llevaban café.
Una mujer dijo que eso era un abuso. El agente se volvió y preguntó:
'¿Por qué es un abuso? Te voy a meter presa'. Yo intervine,
expresando que la mujer se refería a la acción de tirar los
maletines contra el suelo, porque podía dañarlos. El agente me
ordenó bajar del camión, buscó otro policía, me
quitaron el carné de identidad, fueron al carro patrullero y cuando
regresaron me devolvieron mi documento y me pusieron una multa de 30 pesos. Los
agentes dicen que hice un escándalo público.
"El cinco de agosto me multaron en Moa. Un grupo de activistas repartían
ejemplares de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y yo cubría
la noticia. Un policía me quitó la libreta de apuntes y el bolígrafo
con que trabajaba, me introdujo en un carro patrullero, me llevó para la
estación, donde estuve arrestado por tres horas antes que me liberaran.
Me multaron con 30 pesos.
"El 28 de agosto un inspector se presentó en mi casa para
multarme por presuntamente no pagar el servicio de agua. Le dije que siempre pagábamos
el agua en tiempo. La cuenta es de dos pesos porque vivimos mi madre y yo solos.
Nunca nos atrasamos en pagar. Le pregunté por qué me multaba a mí
y no a la dueña de la casa, que es mi madre. El inspector manifestó
que iría a la policía para que procediera si me negaba a pagar la
multa. Mi madre fue a la oficina donde se paga por este servicio e indagó
por qué iban a multarnos. Allí le dijeron que la cuenta estaba al
día que no había orden de multar a nadie. Sin embargo, el
inspector regresó y aseguró que tenía que poner la multa.
Le dije que se retirara de la casa. Al otro día regresó y entregó
el documento de imposición de la multa, por 50 pesos, en este caso a
nombre de mi madre. Tenemos los comprobantes de haber pagado a tiempo, pero nos
impusieron la multa 'por morosidad en el pago'.
"De enero de este año a la fecha he pagado 2,094 pesos de multas
gracias a la ayuda de familiares, amigos y activistas de los derechos humanos,
pero comprenderás que es un perfecto abuso".
C. A. - ¿Cuál crees que es el propósito de este
tipo de acoso?
Garcell - "Tiene un doble propósito, como me han dicho
los mismos agentes de la policía política. El primero es
asfixiarme económicamente. El segundo, que todas estas multas constituyen
pruebas para abrirme un expediente por peligrosidad social".
En Cuba, un expediente por peligrosidad social puede terminar con cinco años
de encarcelamiento, aunque la persona no haya cometido ningún delito.
Juan Carlos Garcell, de 33 años, reside en José A, Saco 68
entre Felipe Romero y Angel Pupo Díaz, en Sagua de Tánamo,
provincia Holguín. Este periodista independiente publica sus noticias en
cubanet.org y en diferentes emisoras de radio con sede en Estados Unidos de América.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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