Panorama económico
complicado
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, diciembre / www.cubanet.org - La crisis económica extrema,
que ya ronda los 14 años, se agrava peligrosamente en Cuba. Esa conclusión,
a la que arriba el pueblo por sus vivencias diarias, también se deriva de
los Informes sobre el Comportamiento de la Economía en el 2002 y las
Perspectivas para el 2003, presentados el 21 de diciembre por los ministros de
Economía y Planificación, y de Finanzas y Precios, José
Luis Rodríguez y Manuel Millares, a la Asamblea Nacional del Poder
Popular.
El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) anunciado fue del 1.1 por
ciento frente al 3.0 por ciento planificado, lo cual arroja un incremento de ese
indicador por habitante similar, o posiblemente inferior, al aumento de la
población.
No obstante, si se tiene en cuenta otros datos brindados por los citados
ministros e informaciones sobre Cuba aparecidas en el Balance Preliminar de las
Economías de América Latina y el Caribe 2002, presentado por la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la
ONU (CEPAL), aún el magro aumento del 1.1 por ciento informado parece no
poseer mucha credibilidad. Esos datos sugieren más bien un decrecimiento
económico en términos reales.
Esta afirmación se apoya en que el turismo retrocedió en un
5.0 por ciento respecto al año anterior. La producción azucarera,
desde enero a diciembre de 2002, fue inferior a igual período precedente,
y prácticamente no ha habido zafra chica este año. La producción
de níquel alcanzó aproximadamente 75,600 toneladas, casi mil
toneladas menos a lo obtenido en 2001. Las industrias manufactureras decrecieron
en un 1.0 por ciento, existiendo incrementos solamente en 10 de las 21 ramas. La
producción agropecuaria declinó en 3.8 por ciento. La construcción
se estancó con un engrosamiento insignificante del 0.3 por ciento.
La inversión retrocedió en un 0.9 por ciento a raíz de
las medidas de ajuste establecidas desde mediados de 2001 por la aguda escasez
de divisas, así como debido a la casi paralización de las
inversiones extranjeras directas por segundo año consecutivo. Esta
situación complica más el proceso de descapitalización que
se viene produciendo desde hace años. Por la formación bruta de
capital fijo, es decir nuevas construcciones, instalación de maquinarias
y equipos y otras inversiones, comprendidas las reparaciones capitalizables,
Cuba continúa ocupando el último lugar de América Latina y
el Caribe, con un nivel significativamente inferior al 10.0 por ciento del PIB,
según CEPAL. Esto en muchos sectores no alcanza para sustituir los medios
básicos amortizados, por lo cual no puede haber desarrollo ni modernización
de la economía y de la sociedad cubana, sino estancamiento y, en muchos
casos, retroceso neto en la capacidad productiva y de servicios en vitales
esferas de la vida nacional.
Ciertamente, la extracción de petróleo y gas acompañante
creció notablemente en 2002, ascendiendo a 4.1 millones de toneladas de
petróleo equivalente, superior a los 3.4 millones alcanzados en 2001,
nivel productivo que permite generar más del 90 por ciento de la
electricidad con crudo nacional, lo que resulta un hecho positivo.
Debe resaltarse que únicamente fueron construidas 28,400 viviendas, más
del 80 por ciento de las cuales constituyeron reposiciones de las destruidas por
las adversidades climáticas. Esta cifra fue inferior en 7,405 a las
edificadas en 2001, y constituye el volumen más pequeño desde
1993.
Aunque sobre el comportamiento del sector del transporte se carece de
cifras, es muy evidente la existencia de un pronunciado descenso respecto al año
precedente, ante todo debido a la escasez de combustible.
En el año estuvo presente una apreciable carencia de portadores energéticos,
que perjudicó sensiblemente a todos los sectores de la economía y
al nivel de vida de la población. Entre los perjuicios más
notables hubo 118 días con cortes de electricidad, según reportes
oficiales. En esto también incidió las reiteradas roturas en las
termoeléctricas y otros componentes del sistema electro-energético
nacional, que muestran así su pésimo estado técnico, debido
ante todo al deficiente mantenimiento y reparación de las instalaciones
durante años.
Algunas cifras aportadas por el ministro de Economía y Planificación
carecen de base. Una de ellas es el pretendido aumento en el sector comercio de
3.1 por ciento, cuando se ha observado un continuado decrecimiento de los
productos ofertados al consumidor, tanto en las tiendas que venden en pesos como
en dólares, en el transcurso del año. Tampoco tiene justificación
el anunciado incremento del 4.1 por ciento en la esfera de los servicios, pues
resulta visible la continuada depauperación de la calidad de la
asistencia médica y la educación, así como el mal estado de
los servicios comunales y otros.
Constituye una afrenta a la inteligencia de los cubanos la información
de que la tasa de desempleo se redujo a 3.3 por ciento en 2002. Este año,
sólo en la industria azucarera, quedaron 100 mil trabajadores sin empleo
debido al cierre definitivo de 70 centrales.
Igualmente resulta inaceptable el dato contenido en el Informe del ministro
de Economía y Planificación de que se alcanzó un consumo de
2,916 kilocalorías y 76.8 gramos de proteína per cápita
diarios, cifras similares a las existentes en 1989. Esto indica que José
Luis Rodríguez no ha tenido en cuenta el informe "El Estado de la
Inseguridad Alimentaria en el Mundo 2001", de la Organización para
la Agricultura y la Alimentación (FAO) de la ONU, publicado el 16 de
octubre del presente año, donde se ubica a Cuba entre los países
de la región con más alta tasa de desnutrición, con 1.9
millones de personas en ese estado.
Tampoco parece que consideró publicaciones del Programa Mundial de
Alimentos (PMA) de la ONU, las cuales señalan que los 54 municipios de
las cinco provincias orientales, donde vive el 35.0 por ciento de la población
cubana, están categorizados con algún grado de "vulnerabilidad
e inseguridad alimentaria", de ellos 33 catalogados como "muy
vulnerables", 11 "vulnerables" y 10 "ligeramente vulnerables".
Tampoco parece conocer que el Instituto de Nutrición e Higiene
Alimentaria (INHA) de Cuba, en estudios realizados en las mencionadas
provincias, detectó que la dieta media aportaba menos del 80.0 por ciento
del nivel mínimo recomendado de proteínas, menos del 50.0 por
ciento del nivel mínimo recomendado de grasas, y un nivel de vitaminas y
minerales insuficiente para mantener la salud.
Por otra parte, también José Luis Rodríguez informó
que el salario medio mensual creció en 4.0 por ciento. Ello significa una
minoración en términos reales pues la CEPAL ha señalado que
el índice de precios al consumidor presentó incrementos, tanto en
moneda nacional (5.0 por ciento) como en dólares.
Debe recordarse que a principios de junio en las tiendas de venta en divisas
se efectuó un incremento general de precios. Los equipos electrodomésticos
aumentaron más del 20.0 por ciento, ropa y calzado 10.0 por ciento, y
algunos alimentos como el huevo subieron un 20.0 por ciento.
El ministro señaló que el ingreso medio mensual ascendió
a 353 pesos, lo cual significa una reducción de seis pesos respecto al
nivel reportado en 2000. Este indicador ha sido presentado por las autoridades
cubanas en los últimos tiempos para considerar algunos beneficios
adicionales al salario como pequeñas estimulaciones en dólares,
reforzamiento alimentario, ropa y calzado, módulos de aseo y otros artículos
de consumo que se han venido entregando a reducidos segmentos de trabajadores.
Esa disminución podría reflejar las medidas de austeridad
emprendidas durante el año, como fue la supresión de la entrega de
las bolsas con productos de aseo al personal que la venía recibiendo.
Lamentablemente, el ministro Rodríguez no brindó elementos
concretos sobre el estado del intercambio comercial de bienes. Pero puede darse
por seguro que el abultado déficit en el intercambio de bienes, que
supera los tres mil millones de dólares (el doble de las exportaciones
desde hace años) aumentó notablemente en 2002, si se tiene en
cuenta la reducción en la disponibilidad de azúcar y su baja
cotización internacional; la ligera caída en la producción
de níquel, aunque su precio en los mercados internacionales tuvo cierta
recuperación; el brusco decrecimiento de la producción citrícola
fundamentalmente a causa de las adversidades del clima, y los apreciables
incrementos de los precios del petróleo importado, como causas
fundamentales.
En cuanto a la liquidez acumulada en manos de la población, se señaló
que llegará a 13,550 millones de pesos al cierre de este año,
cifra que representa el 45.2 por ciento del PIB a precios corrientes y es
superior a 1,212.4 millones de pesos al monto existente el año anterior.
Este nivel de liquidez resulta significativamente mayor a cualquier otro en los
años del período especial, y pone en peligro la estabilidad
financiera del país por las presiones inflacionarias que está
generando.
El desmedido incremento de la masa monetaria en manos de la población,
sin una oferta equivalente en bienes y servicios, se distingue de la grave
situación que existió a mediados de los noventa en que ahora el
dinero está más concentrado, por lo que sus efectos nocivos recaen
en mayor medida sobre el sector más humilde de la ciudadanía.
Todo parece indicar que este fenómeno negativo se seguirá
incrementando, teniendo en consideración que este año el déficit
presupuestario será alrededor de mil millones de pesos, 125 millones por
encima de lo establecido en el presupuesto aprobado.
Para 2003 se planifica un déficit de 1,074 millones de pesos, lo que
representa el 3.4 por ciento del PIB programado. Indudablemente, en estas
condiciones seguirá creciendo la liquidez acumulada en manos de la
población, con efectos nefastos sobre la sociedad.
El calamitoso estado actual de la economía se debe en parte a una
situación internacional adversa y a los efectos destructores de tres
huracanes: el Michelle en noviembre de 2001, el Isidore y Lili en septiembre y
octubre de 2002. No obstante, el principal elemento lesivo a la economía
cubana es la tozuda decisión de las autoridades de mantener y reforzar un
modelo fracasado que bloquea las capacidades productivas de la nación, y
la aísla de los procesos integracionistas en curso a nivel mundial, y muy
en especial en el contexto americano.
Durante el año se ha mantenido la presión para seguir
asfixiando la actividad de los trabajadores por cuenta propia, con la intención
de reducirlos a una magnitud insignificante. También el gobierno aprobó
una Ley de Cooperativas dirigida a reforzar su control sobre los cooperativistas
y campesinos privados. Ambas acciones tendrán implicaciones económicas
muy desfavorables.
Asimismo, las condiciones internacionales pudieran complicarse aún más
para Cuba debido a la eventual pérdida del favorable convenio con
Venezuela, lo que unido a la inestabilidad política en esa nación
y un probable conflicto en Irak puede provocar la continuación de la
escalada de los precios del petróleo en el mercado internacional, por lo
que las perspectivas de la economía isleña parecen muy inciertas.
De lo antes expuesto se deriva que el magro crecimiento del 1.5 por ciento
del PIB programado para 2003 pudiera ser inalcanzable y, en la práctica,
repetirse otra caída de la economía, con su carga de precariedad y
penurias adicionales para el pueblo cubano.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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