Heces de la
ciudad
Rafael Ferro, Grupo Decoro
PINAR DEL RÍO, diciembre (www.cubanet.org) - En la ciudad hay un
parque nombrado El Bosque. Es el gran excusado de la ciudad. Allí se reúnen
especímenes de todo tipo de la raza humana. De los allí reunidos a
diario llaman la atención los que se sientan en el banco de la esquina
oeste del parque. Esos asientos los ocupan los delatores. Ellos son la viva
representación de las heces de la ciudad.
Los delatores trabajan en las sombras. Brindan sus servicios de comadrejas a
los funcionarios de la policía política cubana. Cada persona
fichada por ilegal tiene un delator detrás de su sombra. En Cuba toma
categoría de antijurídica una persona por disímiles
motivos.
Usted puede ser considerado fuera de la ley si decide matar una res de su
propiedad. También entra en esa categoría si apuesta a un número
de la lotería. Los ilegales más perseguidos en Cuba por la policía
política son los opositores al gobierno. Un disidente no va a carecer jamás
de uno o más delatores vigilándolo a toda hora.
Casi ningún disidente político visita el parque El Bosque. Las
razones son obvias. Los contrarios al sistema se limitan a pasar cerca del
parque y mirar de soslayo a los huéspedes permanentes del banco de los
delatores. Con eso basta para saber desde qué sitio de la ciudad salen al
aire los olores más desagradables que se respiran.
Es una lástima. El parque era un sitio hermoso y duele verlo
transformado de la noche a la mañana en un depósito del más
inmundo excremento. No es justo transmutar de la noche a la mañana un
sitio hermoso en un evacuatorio.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|