Una Cuba
virtual
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Para los dirigentes de la Asamblea
Nacional del Poder Popular, Cuba es lo que ellos se imaginan. En su reciente
sesión ordinaria la pasada semana el énfasis en los "logros
alcanzados", la "voluntad del pueblo", la "lucha contra el
neoliberalismo" no se hizo esperar. Durante la transmisión
televisiva demostraron que hablaban de una Cuba virtual, una Cuba que no existe,
que solamente permanece en la mente de quienes se aferran al poder.
Las optimistas palabras del ministro de Cultura, Abel Prieto, provocarían
la risa de cualquier espectador imparcial: "Nuestro país debe
vanagloriarse de la actitud revolucionaria de los intelectuales cubanos".
Lo que pasa es que pocos saben que altos funcionarios de ese ministerio se
leyeron con avidez el libro "Como llegó la noche" de Huber
Matos, (comandante de la Sierra Maestra y prisionero político durante 20
años en las cárceles cubanas) en el que narra los atropellos a los
que fue sometido durante sus largos años de prisión por oponerse
al rumbo antidemocrático que había tomado la revolución.
Por otra parte, el delegado por la provincia Santiago de Cuba derrochó
elogios sobre los "logros" económicos, políticos y
sociales, y recalcó el camino que nos queda por recorrer con un lenguaje
impregnado de optimismo.
Como era de esperar, la unanimidad alcanzó su máxima expresión.
No hubo votos en contra ni abstenciones. Todo parecía un gran teatro para
complacer al gran ausente, Fidel Castro, quien envió una carta de
disculpas por problemas de salud. Se hizo hincapié en el carácter
revolucionario de la "vanguardia" comunista y una vez más, los
temas importantes que atañen a la población estuvieron ausentes.
¿Acaso los delegados hablaban de una Cuba real? No hubo tiempo para que
los "representantes del pueblo" pidieran que se inspeccionen las cárceles
donde la falta de higiene y de atención médica y la mala
alimentación alcanzan niveles alarmantes. Nadie levantó su mano
para protestar por los tres estudiantes expulsados de la Universidad de Camagüey
por firmar el "Proyecto Varela", ni para proponer que los opositores
tengan acceso, aunque sea por tiempo limitado, a los medios de prensa
nacionales.
Todo transcurrió entre aplausos y unánimes compromisos de
continuar el camino que "se ha propuesto la revolución". La
Cuba virtual una vez más ocupó las mentes de los delegados a la
Asamblea Nacional, cuyo papel no es otro que fabricar discursos huecos para
halagar a la cúpula de poder.
Entre compromisos, promesas y discursos se trazaron las metas a seguir para
el próximo año, y se aprobó, por unanimidad, el nombre que
llevará el año 2003: "Año de los gloriosos centenarios
de Martí y el Moncada".
Nadie, durante las sesiones de la asamblea, se preocupó de los
salarios de los maestros ni de las pensiones de los jubilados, que no llegan a
los diez dólares mensuales.
La repetición de que el embargo es el culpable de nuestras
materiales fue la música de fondo de las sesiones de la asamblea,
mientras la nomenclatura goza de beneficios como teléfono, vivienda,
transporte, y los ministros cambian sus autos cada cinco años.
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