Por Francisco Ramírez Cárdenas. Corresponsal.
Yupi Internet,
diciembre 20, 2002.
La Habana, 20 Dic (Notimex).- Consagrado durante 44 años al ejercicio
del poder, el presidente cubano Fidel Castro canceló en 2002 las
esperanzas de los opositores internos y del exilio anticomunista sobre cambios
políticos o económicos en la isla.
"No habrá ninguna transición del socialismo al
capitalismo", dijo Castro en un año signado por la persistencia del
conflicto con Estados Unidos, una nueva contracción económica, el
desarrollo de la Educación y el blindaje ideológico del sistema
socialista cubano.
El mandatario cumplió el 13 de agosto pasado 76 años de edad,
advirtiendo que los cambios en la isla de más de 11 millones de
habitantes serán para "perfeccionar" la sociedad socialista de
partido único inaugurada tras el triunfo revolucionario de 1959.
En Cuba "no hay oxígeno para la contrarrevolución",
aseveró para enfriar los ánimos del exilio cubano en Florida, que
aspira a su regreso en una era postcastrista, y de la fragmentada disidencia
interna que promueve la liberalización del régimen unipartidista.
Con su barba cana y un andar más pausado, el gobernante mantiene
encendida la antorcha del conflicto con Washington, busca abrir grietas en la
retaguardia del "imperio" y tilda de "tontos" a quienes diseñan
nuevos esquemas para una era post-Castro.
Ante los reclamos internacionales de democratización del país,
en junio pasado el gobierno de La Habana aplicó un candado ideológico
a su sistema mediante una reforma constitucional que declaró "irrevocable"
el socialismo en Cuba, aprobada por el Parlamento.
Aunque nunca lo reconoció como tal, esta fue la respuesta tajante al
denominado "Proyecto Varela" que propone un referendo para modificar
las leyes con miras a una transición pacífica y exige la liberación
de presos políticos y una economía de libre mercado.
La reforma a la Constitución fue apoyada por más de ocho
millones de firmas, según cifras oficiales, mientras el Proyecto Varela
fue presentado por el líder del Movimiento Cristiano Liberación,
Oswaldo Payá, en mayo acompañado de unas 11 mil rúbricas.
Otros grupos de la disidencia interna, carentes de estatus legal y sin voz
en los medios de comunicación, tienen su agenda propia como la Mesa de
Reflexión de la Oposición Moderada, que abrió una consulta
para elaborar una Carta de Derechos y Deberes de los cubanos.
Los autores indicaron que el anteproyecto contiene 47 artículos, 11
de ellos bajo el acápite de Deberes, y los 36 restantes sobre los
Derechos de los ciudadanos, "21 de los cuales incumple el gobierno cubano".
También en octubre pasado más de 300 pequeños grupos
disidentes formaron una especie de parlamento opositor con el fin de desarrollar
la naciente sociedad civil del país, según explicaron los
promotores de esa iniciativa.
La economista Marta Beatriz Roque, su principal organizadora, dijo que la "Asamblea
para Promover la Sociedad Civil" representa un amplio espectro político
y demuestra que "las fuerzas de la oposición se han multiplicado y
ganado un espacio" en el escenario nacional.
Una noticia que atrajo la atención fue la expulsión "deshonrosa"
en julio pasado del Partido Comunista de Cuba (PCC) del ex canciller Roberto
Robaina -quien era miembro del influyente Buró Político-, bajo
cargos de deslealtad, corrupción y ambiciones para el futuro.
Robaina, quien fue sustituido de su puesto el 28 de mayo de 1999, había
vivido desde entonces en La Habana apartado de la vida política en la que
llegó a ocupar importantes posiciones pues antes fue Primer Secretario de
la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
En un escenario dominado por el accionar y la propaganda oficial, el
gobierno celebró en octubre comicios municipales para elegir a casi 15
mil delegados del Poder Popular y avanzó preparativos para realizar en
enero de 2003 elecciones al Parlamento.
Unico líder del antiguo bloque soviético que sobrevivió
la caída del Muro de Berlín al iniciar la década del 90,
Castro ha sido de nueva cuenta propuesto como candidato a diputado en esas
elecciones, descalificadas por Estados Unidos y la oposición interna.
Electo en 1998 para un quinto mandato consecutivo como presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, Castro sumaría un nuevo período
en enero de 2003 cuando la nueva Asamblea Nacional escoja el Consejo de Estado,
su órgano ejecutivo.
Además de sus cargos gubernamentales, Castro es primer secretario del
Comité Central del gobernante Partido Comunista de (PCC), y comandante en
jefe de las Fuerzas Armadas, sucesoras del Ejército Rebelde que lo llevó
al poder en 1959.
Los últimos comicios generales de 1998 dieron paso a una Asamblea
Nacional (parlamento) donde la edad promedio de 43 años motivó a
analistas a pensar que puestos de importancia política están
siendo ocupados progresivamente por gente más joven.
El vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque,
cercanos colaboradores del mandatario, son miembros de esa generación y
eventualmente del equipo de relevo que encabezaría el ministro de
Defensa, Raúl Castro, proclamado por Fidel como su sucesor. |