David Hernández.
La Opinión. Los Angeles, CA.
Domingo, 28 de octubre de 2001.
La última novela del cubano Jesús Díaz (La Habana,
1941) es una coral de voces altisonantes que entrelaza dos mundos distantes y
diferentes en un contraste de geografías, razas, países e ideologías.
Por la posibilidad del viaje --un periodista cubano en misión a
Siberia para escribir un reportaje de propaganda política-- y el trato de
los personajes, se deduce que toda la novela se desarrolla durante la época
de la ex Unión Soviética.
Un negro habanero, el periodista Bárbaro Valdés, viaja a la
lejana y fría Siberia para construir un reportaje sobre la construcción
del ferrocarril BAM (Baikal-Amur-Magistral). Ahí se enamora de su
traductora, la rubia y esbelta Nadiezdha Shalamov González, hija de un
ruso y una emigrante española. El negro es aún virgen y para
colmo, fue violado durante su adolescencia por un general del Ejército
rebelde, un héroe de las guerras cubanas en Africa y de las aventuras
guerrilleras castristas en Latinoamérica. Dicho general termina suicidándose,
pero deja una huella imborrable en Bárbaro Valdés, quien se jura
antes de partir a Siberia que allá perderá su virginidad. Luego de
las consabidas recepciones oficiales, muy al estilo de la antigua Unión
Soviética --banquetes, festines y dostoievskianas borracheras con la
participación de las autoridades locales-- Bárbaro Valdés y
Nadiezdha González terminan haciendo el amor en plena nieve a las orillas
del río del poblado, como borrachera de despedida. Por fin, el negro
periodista cubano ha cumplido su sueño de hacer el amor a una mujer, pero
--y aquí viene lo tragicómico de la novela-- el crudo invierno
siberiano le causa a Bárbaro Valdés una neumonía que lo
lleva a la tumba. La novela finaliza con una Nadiezdha triste saliendo del
hospital donde ha muerto Bárbaro para dirigirse al poblado y lanzarse en
las aguas frías del río hasta perecer ahogada.
Siberiana (Espasa Calpe, España, 2000) gana mucho en lenguaje y
expresión, en estilo directo y claridad, sin embargo, juega con
demasiados estereotipos y parece más bien una novela de encargo, escrita
para llenar el hueco de algún contrato anticipado. Es evidente que como
toda novela del exilio tiene que llevar su carga de anticastrismo, lo cual queda
reflejado en el heroico general "blanco" del Ejército cubano
que viola a un adolescente "negro". Es cierto que el arte de escribir
estriba en convertir las más nimias situaciones en prosa prodigiosa, pero
cualquier lector exigente estará tentado de ver en Siberiana una banal e
ingenua historieta de amor, cuyo único valor es el trato que la mano
profesional del escritor le otorga. Por ello, esta novela dista mucho de otras
obras como Las iniciales de la tierra (1987), Las palabras perdidas (1992), La
piel y la máscara (1996) o Dime algo sobre Cuba (1998), en las que Díaz
pone de manifiesto una maestría singular en el manejo del lenguaje que lo
colocan entre los mejores escritores de la lengua española contemporánea.
Quizás, debido a ello, Siberiana logre salvarse, ya que la mano
profesional de Díaz crea a partir de varios moldes (un negro de la cálida
Habana, una rubia de la fría Siberia, un "macho" virgen y
homosexual, una rubia liberal y dadivosa, etc.) todo un universo narrativo, sin
dar concesiones al desbordamiento de personajes y geografías, ya que la
novela se ciñe a los dos personajes y a las dos geografías, Cuba y
Siberia, que son la fuerza centrífuga de la trama y el desenlace.
Jesús Díaz es, con Zoe Valdés y Eliseo Alberto, uno de
los pocos escritores que han sabido mantener el oficio y la constancia en el
exilio europeo. Actualmente, dirige en Madrid la revista político-cultural
Encuentro de la cultura cubana, un espacio democrático que da cabida a
los autores del ex-ilio y el in-s-ilio de la isla. Su carrera literaria se
remonta a 1966, cuando ganó el Premio Literario Casa de las Américas,
con su libro de cuentos Los años duros. A principios de los años
60 dirigió el suplemento cultural El caimán barbudo y fue coeditor
de la revista de ciencias sociales Pensamiento crítico.
Sus libros han sido traducidos a las principales lenguas europeas y, en el
derrotero de su exilio, Jesús Díaz se ha visto obligado a ejercer
múltiples ocupaciones, desde docente en la Academia de Cine de Berlín,
pasando por docente en la Escuela de Letras de Madrid y terminando como profesor
del Programa Sources para el desarrollo del guión de cine en Europa.
David Hernández tiene un Ph. D. en Filología por las
universidades de Hannover y Berlín.
© Copyright, 2001 Lozano Enterprises. All Rights
reserved |