Eleonora Bruzual. El
Nuevo Herald. Agosto 17, 2001.
Caracas -- Castro arribó a mi país el sábado 11 a las
12:55 p.m. Hasta allí tuve, no lo niego, pensamientos bien graves con
respecto a esa nueva visita. Después otras visiones dieron paso a
distintas percepciones. Sucesión de ridiculeces me obligaron a pasar de
la gravedad a la hilaridad.
Estaba armada para ver y analizar serias verdades. Mi ojo periodístico
afinado para no perder detalle de esa nueva visita, segunda en menos de un año
y tercera desde que Chávez Frías tomó el poder. Pero... lo
confieso, nunca esperé tal hemorragia de ridículo y cursilería.
Imperante es aclarar que los venezolanos no somos así. No es rasgo común
tal ausencia de conciencia del ridículo como la que posee y demuestra el
presidente bolivariano.
De Castro, pueden decirse mil cosas. Referir sus mentiras, abusos, crímenes,
perversiones, pero nunca antes le vi como actor bufo en una mise en scene que,
en vez de preocuparme, me hizo sentir vergüenza ajena. Comprendo que su
realidad de esperpéntico dictador, senil y enfermo, presa de sus propios
fantasmas, le conduzca a deponer su imagen de hombre temible y ver qué
pesca y qué se lleva de una rebatiña que su experiencia le dice
que será fugaz. Este botín dará algo de aire y sustento a
proyectos desestabilizadores.
La narcoguerrilla colombiana, el Foro de Sao Paulo, la misma Nicaragua
poseen actores menos cómicos que esta Venezuela, donde sus socios y
adoradores, paladines y caja chica del sueño de incendiar un continente y
elevar a los altares populistas a fantasmas irredentos pudieron organizarle un
acto de recibimiento robusto, levemente parecido a ésos que él, a
punta de terror, tiene 42 años montando en su isla-coto.
Castro debe estar arrepentido de no haber celebrado sus 75 años en La
Habana, en una de esas masivas concentraciones convocadas bajo los esquemas de
la extorsión. Zorro perverso, esta vez se le pasó un detalle:
Venezuela es soberana y su pueblo libre. Su pueblo se ha levantado en democracia
y no ha perdido la risa y la capacidad de mofarse, aburrirse y no motivarse por
decreto. Bajo estos esquemas, no le secundaron el templete barato a quien ha
buscado en él un "padre sustituto''.
Chávez, excitado y lastimoso, subiendo la escalerilla del viejo
Ilyushin 62, recuerdo de la difunta era soviética, cuando la Madre Rusia
financiaba a su Papachongo. Indelicado Fidel al decir que hubiese ido
directamente de La Habana a Ciudad Bolívar, "pero no viajo en
Boeing, sino en un viejo Il-62 de la época soviética, que gasta
mucha gasolina y necesita mucha pista'', ¿Esperará que el dadivoso y
embobado Huguito le regale uno de última tecnología? La vejez le
agudiza la avidez.
Ojos de corderos degollados en los oferentes venezolanos, que cantan
desafinados. Escuálida concurrencia formada por hombres de la seguridad
de Castro y nacionales reclutados a punta de dinero apetecible sólo para
los 400 mirones, que a las órdenes de unos maestrillos de ceremonia de
vez en cuando gritaban sin emoción alguna: "¡Viva Fidel!'' Imágenes
televisivas que jamás abrieron tiros de cámara ni realizaron tomas
aéreas. ¡Cómo! Si al templete no fue nadie...
Castro es pieza de museo. Tótem similar a la madre del psicópata
creado por Hitchcock, aquél que la tenía escondida en la bañera
para platicar y planificar sus locuras. Da risa y lástima como también
vergüenza ajena, pero en Latinoamérica, continente afecto al absurdo
y al fracaso, estemos despiertos y desglosemos detalles de la "reunión
familiar'':
1 ¿En qué cantidad cubanos castristas invaden posiciones claves
en Venezuela con la complacencia de un gobierno sumiso y entregado?
2 ¿Cuánto le cuesta este "romance adolescente'' a un pueblo
donde 6 millones de venezolanos, de una población de 24 millones, están
en la "economía informal'', eufemismo para mentar la condición
de desocupados, no abombando así las dramáticas cifras de 20% de
desempleo, que agrava un presidente maestro en agresiones y amenazas que
espantan cualquier inversión nacional o foránea que cambie tan
dura realidad?
3 Identificar cualquier vinculación entre la orden (10-8-2001) de
desalojo de las oficinas que en Fuerte Tiuna ocupaban desde 1951 los agregados
militares americanos, y la necesidad de mayor libertad de acción de los
afectos al "proceso'', en terrenos donde protagonizan los subversivos de
esa América que se desea incendiar.
4 Convenios risibles donde la Cuba de Castro, especie de Oráculo de
Delfos, dueño de toda sabiduría y toda calificación, hace
factible que pronto Fidel Rivero, presidente de CUPET, presida Petróleos
de Venezuela.
Me río, pero no por ello bajo la guardia.
Periodista y editora del web magazine 'Mujeres del Tercer Milenio'.
[email protected]
© El Nuevo Herald |