MIAMI, Estados Unidos. – Enclavado en el municipio de Manicaragua, en la provincia de Villa Clara, se encuentra el majestuoso lago Hanabanilla, único de características intramontanas en el país. Este sitio idílico, ideal para los amantes de la naturaleza, cuenta con un espejo de agua de 14,9 kilómetros cuadrados y una profundidad promedio de entre 30 y 40 metros. Su altitud de 364 metros sobre el nivel del mar y su potencial de almacenamiento de unos 300 millones de metros cúbicos le confieren una presencia imponente en el paisaje cubano.
El Hanabanilla, cuyo nombre aborigen se interpreta como “pequeña cesta de oro”, ocupa el lugar antiguamente conocido como Valle de la Siguanea. Esta región, donde en su momento se establecieron emigrantes gallegos dedicados al cultivo del café, es fiel reflejo de la riqueza natural de Cuba.
En el entorno de este lago, localizado en medio del macizo montañoso Guamuhaya (también conocido como Escambray), en el centro y sur de la Isla, se encuentran montañas repletas de generosos bosques de árboles centenarios y extensos pinares, hogar de una fauna excepcional de aves, insectos, reptiles y mamíferos autóctonos.
El lago Hanabanilla es un embalse artificial que, a pesar de parecer haber existido siempre, tiene apenas 56 años de existencia. Fue creado entre 1956 y 1962 para incrementar el abastecimiento de agua a las ciudades de Cienfuegos y Santa Clara. Los ríos Hanabanilla, Negro y Guanayara fueron represados, inundando poco a poco el valle de la Siguanea hasta formar el lago.
Además de su importancia para el abastecimiento de agua, el embalse impulsa la hidroeléctrica más potente del país, que genera 45.000 KW para el sistema eléctrico nacional. Hoy en día, este lago artificial es un destino preferido para los pocos que en Cuba se pueden permitir actividades como el senderismo y el descanso activo.