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Yanis Varoufakis y el periódico de ayer

Yanis Varoufakis durante su estancia en Cuba

LA HABANA, Cuba. — Tan desfachatadamente desequilibrados como son, los mandamases del neocastrismo, arropándose en la figura de José Martí y derrochando el dinero que escatiman para la comida y las medicinas de los cubanos, se atrevieron a efectuar en La Habana una conferencia internacional nada menos que por el equilibrio del mundo.

¡Equilibrio del mundo ellos que apoyan sin disimulo al tiránico y oscurantista régimen de los ayatolás iraníes y la agresión de Putin contra Ucrania!

A la conferencia asistieron alrededor de 1 000 delegados, casi todos de izquierda, de 82 países. Uno de ellos fue el griego Yanis Varoufakis, de 52 años, quien fuera ministro de Finanzas durante el gobierno de Alexis Tsipras y que en los últimos años, al frente del Movimiento para la Democracia en Europa (DIEM 25) y gracias a sus libros y conferencias sobre la economía mundial, se ha convertido en uno de los principales referentes teóricos de la izquierda.

Aquí, en La Habana, Varoufakis condenó el embargo norteamericano, pero dio la nota discordante, para sumo disgusto de sus muy susceptibles anfitriones, al aconsejarles no solo reformas económicas, sino también respeto a los derechos humanos.

Para espanto de los mandamases, Varoufakis, mostrando una veta democrática, les recomendó tratar a “aquellos que se manifiesten contra el gobierno y el PCC como a su propia gente, como potenciales aliados, pese a desacuerdos y manifestaciones”.

Dijo Varoufakis a la Agencia EFE que formuló su reclamo al reunirse con la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, y con varios miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC). Y lo hizo de modo muy explícito, porque, según dijo, “si alguien cercano con el que tienes que cooperar hace algo mal, tienes que mirarle a los ojos y decírselo”.

Varoufakis considera que así debe hacerse con la familia y los amigos cuando fallan. Pero ya puede dar por descontado que los mandamases del inmovilismo, que no gustan de oír consejos, luego de sus recomendaciones, ya lo retiraron de la lista de sus amigotes y seguramente no lo volverán a invitar a La Habana. Ellos prefieren, antes que la franqueza, a los alcahuetes habituales, como Estela Caloni, Frei Betto y Atilio Borón, que invariablemente les repiten los argumentos que ellos quieren escuchar.

Los mandamases, memoriosos como son con todo lo relacionado con la vida y los hechos de Fidel Castro, seguramente recordarán la decepción del Comandante con el socialista y antiliberal Alexis Tsipras en el año 2015, cuando luego de haber pedido a los griegos que en el referéndum votasen por el no a las políticas de austeridad, tuvo que aceptar las condiciones de los inflexibles acreedores de la Unión Europea y negociar un tercer rescate financiero, lo que provocó la renuncia de Varoufakis.

Pensarán los mandamases que bien poco fue lo que les enseñó Yanis Varoufakis en la época en que, sin corbata y yendo en motocicleta a su ministerio, trataba de arreglar la depauperada economía griega. Y nada dados a la lectura, no les interesarán sus libros sobre la globalización. Ellos, para economistas fallidos, con Alejandro Gil y Marino Murillo ya tienen bastante.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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