LA HABANA, Cuba.- El lamentable escenario para los que han perdido todo tras el paso de un tornado por varios municipios habaneros el pasado domingo se complejiza cada vez más, “muchos aún no han recibido alimentos o ayuda alguna del gobierno”, contó a CubaNet Eduviges García, residente de la calle Pedro Perna, en el reparto Luyanó, municipio 10 de Octubre.
Según García, las autoridades gubernamentales todavía no han pasado por su cuadra, devastada por la embestida de un tornado que dejó 4 muertos, 195 heridos y miles de damnificados. “Aquí no ha llegado nadie, no hay ni siquiera gas, y los muchachos están a la deriva”.
La señora, que sobrepasa los 50 años de edad, contó que en medio de la catástrofe una niña fue arrastrada por los fuertes vientos, lo que le provocó heridas en las piernas, y hasta ahora no han podido encontrar los medicamentos necesarios para su cuidado. “El tornado la arrastró que casi la mata, y al sol de hoy no hemos encontrado los antibióticos para ella”, lamentó Eduviges mientras señalaba al lugar donde quedó la menor después de la tragedia.
Al lugar solo han llegado personas por propia voluntad a ayudar, pero nadie más, denuncia: “Del gobierno no ha venido nadie, no les ha importado nada, todo el mundo aquí está en la calle”, refiere en cuanto a las precarias condiciones en las cuales se mantienen.
“A nadie le ha importado, llamé a mi trabajo para explicar por qué no podía ir y me dijeron que yo no tenía ni vacaciones”, señaló la damnificada.
Entretanto, vecinos de esta localidad devastada tomaron la iniciativa de preparar una caldosa para darle de comer a todos los que no tiene qué, mientras esperan lo comida que dice Betsy Díaz, Ministra de Comercio Interior, llegará a las víctimas. Sin embargo, los alimentos que esperan del gobierno no serán gratis, pues el régimen de la Isla les ha cobrado a los damnificados cada plato de comida.
“Esta caldosa es para todo el que tenga hambre venga y tome un poquito, la hicimos con lo poco que teníamos”, confiesa entre lágrimas la entrevistada.
“Nunca pensé que el gobierno se desentendiera como lo ha hecho, nadie ha venido a preguntar cómo estamos, cuáles son los daños. Esta cuadra es escombros nada más. Ayer encendimos unos tanques por la noche para alumbrarnos y enseguida llamaron a los bomberos para que apagáramos el fuego. Lo hicimos en realidad para tener luz, porque tenemos que estar para aquí y para allá, y la calle está llena de escombros”.
“El gobierno nada, en la calzada si se han preocupado, pero aquí, ¡nadie!”, exclamó la disgustada señora.
Según vecinos de la calle Los Benavides, en Luyanó, los destrozos en sus viviendas tienen que ser rezarcidos por el gobierno gratuitamente. “Estos problemas son producto de una catástrofe atmosférica, aquí no puede venir nadie queriendo cobrar los materiales cuando lo den, eso no lo vamos a permitir”.
Una joven madre de la propia localidad contó haber perdido todas sus pertenencias, “desde el domingo estoy durmiendo en las casas de los vecinos, comiendo un día aquí y otro allá, poniéndome lo que me regalan, y hasta ahora nadie se ha preocupado por nosotros, solo gracias a los artistas y a la iglesia que nos traen pan, agua y refrescos”.
Aunque las autoridades gubernamentales se han empeñado en dar cifras preeliminares, los vecinos de estas barriadas claman a gritos la presencia de funcionarios de vivienda para que atiendan las afectaciones en sus hogares, porque lo cierto es que todos dicen que nadie del régimen ha llegado a las zonas más afectadas.
Las imágenes no son capaces de relatar exactamente la angustia y la desesperación por la falta de recursos y atención, la desesperanza se incrementa. Entretanto, las autoridades aún no responden a las exigencias de un pueblo que año tras año sufre los destrozos, el dolor y la impotencia de sentirse abandonado.