LA HABANA, Cuba.- El dosier sobre economía de la edición del 29 de agosto del semanario oficialista Trabajadores está dedicado al tema de las inversiones, un asunto de vital importancia en las aspiraciones gubernamentales de actualizar el modelo económico cubano.
El dosier comienza con cierta dosis de optimismo cuando se pronostica que las inversiones ejecutadas este año deben superar a las del 2015. Sin embargo, cuando se avanza en la lectura de este material, es muy probable que el referido optimismo desaparezca cuando se comprueba que el país no ha cumplido el plan de inversiones en los últimos 12 años.
Entre esos incumplimientos sobresale lo acontecido en el año 2006, el último del mandato de Fidel Castro. En ese lapso se planificaron inversiones por 8 mil millones de pesos, mientras que el real ejecutado ascendió solamente a 4 mil millones, o sea, tan solo el 50%. Tal vez una muestra del descalabro que padecía la economía debido a las políticas voluntaristas del máximo líder.
Además, se mantienen los mismos problemas que han afrontado las inversiones en años recientes: el incremento de los costos, la deficiente calidad, y el incumplimiento de los plazos de terminación de las obras, con el consiguiente retardo en la recuperación de los recursos invertidos.
En el caso específico de las construcciones resulta alarmante el éxodo de la fuerza de trabajo, tanto ayudantes como operarios, hacia otros sectores de la economía —e incluso también hacia actividades de la construcción por cuenta propia— debido a los salarios desestimulantes que reciben de las empresas constructoras. Hasta las obras del polo turístico de Varadero podrían verse afectadas por esa fluctuación laboral.
Conviene destacar que el dosier de Trabajadores no aclara si las construcciones comenzadas y posteriormente abandonadas se consideran como inversiones ejecutadas en el año de su comienzo. Si la respuesta fuese positiva estaríamos en presencia de un fraude que cobra dimensiones debido a las no pocas construcciones paralizadas.
Por citar un solo ejemplo tenemos la obra inconclusa que se levanta a un costado de la Biblioteca Nacional, cerca de la habanera Plaza de la Revolución. A ese lugar, en el año 2005, llevaron a un contingente de constructores de la provincia de Villa Clara con el objetivo de erigir una especie de hotel que alojara a los familiares de los pacientes del interior del país que se hallaran ingresados en el cercano hospital Calixto García. Al cabo de dos o tres años de trabajo, un buen día se llevaron a los constructores, y la obra quedó paralizada.
Pero bueno, eso de las obras paralizadas tiene su antecedente en las famosas microbrigadas para la construcción de viviendas de los años 90. En la esquina de las calles 41 y 48, en el capitalino municipio de Playa, encontramos un edificio a medio construir que una microbrigada del Ministerio de la Pesca debió abandonar en 1993 a causa de la escasez de materiales constructivos que provocó el Período Especial. La obra estuvo paralizada por espacio de 21 años, hasta que en el 2014 la reasumió una brigada del Ministerio de la Industria Alimenticia.
En días recientes visitamos ese proyecto de edificio y notamos que el pesimismo se había apoderado de los pocos constructores que allí casi dormitaban. Después de haber levantado otro piso del edificio, se vieron en la necesidad de interrumpir la obra tras el discurso de Raúl Castro que anunciaba restricciones para el segundo semestre de la economía. “Nada compadre, que este país parece estar eternamente en un Período Especial”, fue la expresión de uno de aquellos hombres.