LA HABANA, Cuba.- Cuando se dio a conocer la Tarea Ordenamiento, algunos de los economistas que nos dedicamos a seguir las “locuras” de la dictadura explicamos los problemas que traería acompañada, y dijimos que iba a hacer más mal que bien. Se escogió el momento más difícil para realizar el cambio de moneda y también fue equivocada la decisión de que los dólares no pudieran utilizarse como moneda alternativa dentro del país.
Ahora sale el primer ministro, Manuel Marrero, a decir que se avecinan medidas de rectificación de errores del Ordenamiento. Y es que siempre ha estado la política por delante de la economía. No importa que la gente viva un nivel bajo y pasando necesidades, lo que interesa es la cara pública de la “Revolución” y tener gente que sepa lavársela.
Con un largo informe de más de 40 hojas, que da cansancio de principio a fin, Marrero reconoce que el super “paquete” de medidas implementado en Cuba “no se ha logrado en su totalidad”, lo que implica que “será necesario rectificar y adoptar nuevas decisiones sobre varios elementos del diseño inicial” del Ordenamiento, que al parecer resultó tan desordenado como Carilda Oliver.
Comienzan a acelerar los cambios, pero como es natural dentro de la concepción del socialismo que quieren adaptar a un capitalismo oscuro. Han dicho que ya empezaron a hacerse estas variaciones desde el mes de noviembre, y que durarán hasta febrero de 2022. En total se ejecutarán 33 nuevas acciones de modificación del Sistema Económico.
Las personas ni se inmutan con estas declaraciones, la mayoría ni las oye porque todo el mundo sabe que no hay nada que esperar que beneficie al pueblo. De igual forma la inflación es fulminante, no han encontrado forma de detenerla y cada día los precios suben en un mercado negro que tiene su propio sistema de formación de precios y que no necesita de un ministerio para que sean simultáneos en todos los municipios de la capital.
Y como siempre que sucede igual pasa lo mismo, el primer ministro culpa al embargo y a la pandemia como parte de los problemas que no han permitido que se desarrolle lo que trataron de implementar, dejando por fuera la principal causa: la falta de gestión del régimen cuando se trata de solucionar los bienes y servicios del pueblo, incluyendo los más sensibles que están vinculados con la medicina y la salud.
En definitiva ya el 2021 se fue, con problemas de todos los tipos y con miseria generalizada, pero de este año solo queda el recuerdo. ¿Y qué nos depara el destino para el año que viene?
Además del deseo generalizado de las personas de irse del país buscando algún futuro, que es algo que surge por sí mismo; para el próximo año la dictadura no tiene nada que ofrecerle al pueblo de Cuba.
El discurso arcaico del primer ministro solo habla de lo mismo: la preparación del país para la defensa, el enfrentamiento a la campaña de subversión político ideológica, y para la economía pronostica transformaciones en el sistema empresarial, luchar contra la inflación y atender los colectivos vulnerables, lo que implica que a estas alturas es que se han percatado de que hay gente muriéndose de hambre.
El hecho de admitir el fracaso de la Tarea de Ordenamiento, en particular en lo referido a la reunificación de la moneda y el no control del peso cubano como centro del sistema financiero a pesar de la transformación de los ingresos de la población, acompañado de la eliminación de los subsidios y gratuidades, ha dejado mucho que desear como solución a una parte de los problemas financieros del país.
Han tenido que agachar la cabeza con respecto a la inflación, porque no quisieron oír a todo el que les dijo que esa forma de ordenamiento monetario era un fracaso; y máxime si ha estado acompañada de la constante escasez y la división social entre los que tienen divisas y los que no tienen.
El objetivo de exprimir al máximo al exilio, incluso buscando que lavara los billetes verdes y se los convirtiera en euros u otra moneda dura, no se alcanzó tampoco. Es por eso que existe la posibilidad de que esta sea una de las medidas que tenga marcha atrás.
Las promesas pueden ser muchas, pero los cambios siempre girarán sobre el mismo eje para mantener un sistema que está más que comprobado que no funciona, aunque se empeñen en hacerle reparaciones, a tal extremo que han llegado a convertir la economía en un Frankenstein criollo, insertándole pedacitos de capitalismo en la piel.
Por suerte, la mayoría de los cubanos ya no cree en esos discursos vacíos, hechos para complacencia de unos cuantos y que no transmiten nada. El año 2022 no tiene por qué ser diferente a este, ya que no ha habido soluciones económicas ni se ven por ningún lugar, por el contrario, se está actuando como siempre en contra del pueblo y de la posibilidad de desarrollo personal.
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