LA HABANA, Cuba.- La asamblea de balance del trabajo desplegado por el sector de la agricultura en el año 2021 constituyó la pasarela de un rosario de calamidades, donde se anunciaron incumplimientos de planes e indicadores que dejaron mucho que desear.
Entre las causas que produjeron tales anomalías se mencionó la escasez de mano de obra en los campos, motivada por un creciente éxodo de trabajadores, debido entre otras cosas a las malas condiciones de vida que se observan en las zonas rurales de la isla. Durante el transcurso de la asamblea, directivos del Ministerio de la Agricultura hablaron de 45 acciones diseñadas para mejorar las condiciones de vida en esas comunidades rurales. Sin embargo, también debieron reconocer que poco se ha logrado avanzar en ese sentido.
Por supuesto que no se trata de un problema nuevo. Hace ya casi un año, en abril de 2021, cuando se dieron a conocer las tan mencionadas 63 medidas para incrementar la producción de alimentos y satisfacer la demanda de productos agrícolas, se insistió en la necesidad de incrementar la construcción de viviendas y ampliar la red de servicios públicos en las comunidades rurales con el objetivo de frenar la migración de trabajadores del campo a la ciudades.
Cifras emitidas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) para el sexenio 2015-2020 nos muestran la disminución del número de entidades relacionadas con el sector agropecuario en el país. Una disminución que estaría estrechamente vinculada con el referido éxodo de la fuerza de trabajo.
En el año 2015 había en el país 1 699 Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC); 897 Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA); y 2 510 Cooperativas de Créditos y Servicios. Ya en el 2020 los números se habían reducido a 1 513 UBPC, 876 CPA, y 2 468 CCS.
Durante la citada asamblea de balance del Ministerio de la Agricultura, el vice primer ministro que atiende ese sector, Jorge Luis Tapia Fonseca, ejemplificó el desastre de la agricultura cubana con lo que acontece con el cultivo del café. Apuntó que “este país llegó a las 60 mil toneladas de café, y hoy no llegamos a 10 mil. Si la ganadería es un tema complicado hoy, la otra asignatura pendiente es el café”.
Y aquí también podríamos incluir las malas condiciones de vida en las zonas rurales. Un trabajo periodístico aparecido en el propio diario Granma daba cuenta de lo mucho que resta por hacer en las montañas guantanameras, principal región productora de café en el país, para propiciar que los habitantes del lomerío decidan quedarse a trabajar en ese territorio.
Hace falta, entre otros requerimientos, preparar condiciones para el cuidado de los hijos de las madres que laboran en el campo; crear fuentes de empleo para personas con discapacidad; formar brigadas para la reparación de caminos; habilitar lavanderías; así como instalar equipos para la elaboración de productos textiles y mini industrias para aprovechar las frutas y vegetales de temporada.
Y ni qué decir de la situación de abandono en que se hallan los pobladores de los bateyes de los ingenios azucareros, sobre todo los bateyes de los ingenios que fueron desactivados por Fidel Castro hacia el final de su prolongado mandato.
A todo este rosario de carencias materiales habría que agregar las deudas que las entidades comercializadoras del Estado mantienen con los productores agropecuarios, las cuales al cierre del 2021 ascendían a 11 millones 351 mil pesos.
Ante tales escollos es lógico suponer que pocos quieran participar en las duras faenas agrícolas. En consecuencia, habrá menos alimentos producidos en el país.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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