LA HABANA, Cuba.- El actual secretario general de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en La Habana, Alfredo Vázquez López, fue uno de los adeptos al castrismo que salieron a las calles el 11 de julio de 2021 en respuesta al llamado del mandatario Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con el objetivo de reprimir a las personas que en esa jornada mostraban su inconformidad con el régimen de la isla.
En recientes declaraciones al periódico Trabajadores, y al referirse a lo que debe hacer su sindicato para evitar que se repitan los hechos del 11 de julio, el funcionario expresó que “se impone estudiar las esencias. No solo prepararnos para responder directamente a cualquier incidente de subversión enemiga, sino analizar qué propició esa situación”.
El sindicalista habanero en ningún momento menciona las pésimas condiciones de vida que afrontaban ─y aún afrontan─ los cubanos, y que los llevaron a realizar aquellas protestas masivas. Los constantes apagones, las colas interminables para adquirir los artículos de primera necesidad, el desabastecimiento de los mercados, los precios por las nubes, así como la gran cantidad de trabajadores interruptos que debían “inventar” para subsistir, eran algunas de las anomalías que asfixiaban al cubano de a pie.
Para el funcionario castrista, los trabajadores que se sumaron a las protestas lo hicieron motivados por las deficiencias y la inercia de estos sindicatos adscriptos a la CTC. Él lamenta que en los tiempos duros de la pandemia la gente se preocupara más por su salud y por realizar el trabajo a distancia, y en consecuencia disminuyera o desapareciera el trabajo político-ideológico que estos gremios realizan sobre la masa de trabajadores.
El señor Vázquez López, a la hora de argumentar las acciones que acometerán sus sindicatos para tratar de recuperar el control sobre sus trabajadores, apuntó que “el elemento clave en nuestros centros se llama diálogo, de ahí que tengamos que involucrar más al trabajador, comprometerlo en todo, para hacer más valedero el concepto de la propiedad social sobre los medios de producción”.
Curiosa manera esta, mediante el diálogo, de hacer que los trabajadores se crean el cuento de que, mediante la cacareada propiedad social de los medios de producción, ellos son dueños de esos medios. De ese modo, entre otras cosas, el jefe de la CTC en La Habana evita comprometerse en el diferendo entre los desposeídos (la masa de trabajadores), y los verdaderos dueños de los medios de producción (la cúpula del poder).
Por otra parte, sobresale el doble rasero y la buena dosis de hipocresía que exhiben estos sindicalistas oficialistas ─claro, siguiendo la línea trazada por la jerarquía castrista─ cuando se comparan los estallidos sociales acontecidos en varios países latinoamericanos con las protestas del pueblo cubano. Los primeros son calificados por el oficialismo insular como procesos auténticos que demuestran el sentir de unas masas que ya no resisten las “políticas neoliberales” que les han impuesto. Por el contrario, las marchas de los cubanos son vistas como acciones instigadas desde el exterior, e incluso calificadas por el propio Díaz-Canel como un intento de golpe de estado vandálico.
Y al ser preguntado el señor Vázquez López acerca de lo que haría en caso de que se repitieran las protestas en Cuba, respondió que “claro, en similares condiciones volvería a hacer lo mismo. El orden político, económico y social hay que respetarlo”.
Ni más ni menos que otra muestra del servilismo que guía el accionar de estos sindicatos oficialistas.
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