Foto-reportaje de Calixto Ramón Martínez Arias
MEDIA LUNA, Granma.- Quienes visiten la región sur oriental de Cuba, al ver las condiciones en que aún viven muchas de las familias que fueron víctimas de los efectos dañinos del huracán Dennis, podrán darse cuenta de lo abandonada que está la zona.
Dennis azotó a Cuba en julio del 2005, causando los mayores estragos en las zonas montañosas de la región sur-oriental del país. Principalmente en los municipios Niquero, Pilón, Campechuela y Media Luna, de la provincia Granma, ubicados a unos 800 kilómetros al este de La Habana.
Casi nueve años después, muchos de los damnificados permanecen en espera de la prometida ayuda que, según declaraciones de una simpatizante del régimen comunista, no han recibido por negarse a pagar la cotización del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), una organización gubernamental cuya principal misión es vigilar la vida privada de las personas.
El pasado viernes día 16 realizamos un intento de mostrar a los lectores de Cubanet la realidad en que viven los damnificados en el Consejo Popular Pon, que abarca a los caseríos El Cedrón, Manaca, La Sierrita, Punto Nuevo, Pon, entre otros, en el municipio Media Luna. Fue frustrado, sin embargo, por las paramilitares Brigadas de Acción Rápidas, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y la policía política. Todos expusieron que en esa zona está prohibido dar información que dañe la imagen de la revolución.
-En mi circunscripción yo no permito que se saque ninguna información que muestre las cosas que estén mal. Porque eso daña a la revolución-, manifestó la presidente del Consejo Popular que se identificó como Silvia Espinosa y que fue la encargada de avisar a la PNR y a la policía política. Estos últimos se ocuparon de borrar las imágenes y grabaciones tomadas, además del arresto y abandono de este reportero a más de 30 kilómetros del lugar para impedir que continuara con el reportaje.
No obstante, la propia presidente del Consejo aportó datos exactos de los estragos causados por Dennis en su localidad, y aunque a través de sus palabras dejó ver la incapacidad del Gobierno para darle solución a los problemas de la población, culpó a los propios damnificados por no cooperar con las tareas asignadas por la revolución.
-En este Consejo, que cuenta con una población de 3 mil habitantes, hubo 117 casos de derrumbe total de viviendas, de los cuales quedan por darle solución a 50. Pero la mayoría de estas personas a las que no se les ha resuelto su caso, son personas que no cooperan con la revolución, no pagan el CDR, y no asisten a las reuniones ni a los trabajos voluntarios-, refirió la señora Espinosa.
-Y aquí primero ayudamos a los que cumplen con la revolución-, apostilló.
Al parecer, esta simpatizante del régimen comunista desconoce que, en el año 2006, el entonces dictador Fidel Castro anunciaba que la Isla donaría el dinero ganado por el equipo de béisbol cubano en el Primer Clásico para ayudar a los damnificados por el huracán Katrina que, un mes después de que Dennis pasara por Cuba, devastó el sur de los Estados Unidos, país considerado por el régimen como el principal enemigo de la revolución cubana.
Norver Ariel Sosa Sosa, un caso crítico
Tanto el Jefe de Sector de la PNR en el área, que se encontraba entre los represores, como varios vecinos y la propia Espinosa, reconocieron como uno de los casos más críticos el de Norver Ariel Sosa Sosa, quien vive con su esposa y dos hijos menores en un pequeño bohío con paredes de yagua, techado con guano de palma real y el piso de tierra.
“A mi hijo, el huracán Dennis le tumbó la casa y luego tuvo la mala suerte de que se le quemara un bajareque que había fabricado con esfuerzo propio. Él ha ido a todas las instancias pertinentes pero nadie le presta atención a su caso”, había descrito la madre de Norver Ariel, Blasa Sosa, el martes día 13, hecho que motivó este trabajo.
Según la Jefe del Consejo, a Norver Ariel, a quien describió como un “hombre serio, noble y muy trabajador”, no se le ha resuelto su situación porque se ha negado a continuar cooperando con la revolución.
La falta de ayuda es generalizada
El arresto y abandono, a este reportero, por parte de las fuerzas represivas del régimen para impedir que se continuara con el reportaje, sirvió para corroborar que la situación de los damnificados no se vive solamente en Pon. Las viviendas que se han construido y entregado no cuentan con las condiciones requeridas para ser habitable.
En El Jíbaro de San Ramón, municipio Campechuela, Aliomar Varona se presentó como uno de los afectados por Dennis que no han recibido ayuda alguna y aseguró que no es el único en el caserío donde vive.
-Desde el 2005 que el ciclón me tumbó la casa estoy viviendo, con mi mujer y mi hijo, agregado con mis padres. Como yo, quedan unas cuantas familias en este barrio-, apuntó Varona.
En El Realengo, también en Campechuela, Cira Ramírez Atencio ha quedado al desamparo y hoy vive en una pequeña casita con las condiciones parecidas a las de Norver Ariel.
-Yo fui el caso más crítico en todo El Realengo. Y mira en las condiciones en que vivo-, manifestó Cira mientras señalaba varias cazuelas que mantenía en el suelo para recoger las goteras de agua.
Otras familias de los caseríos El Jibaro, Alto de Jo y el mismo Realengo, se favorecieron de 12 viviendas que fueron construidas en San Ramón, para ayudar a los damnificados. Pero a solo un año de entregadas ya los inquilinos sufren las consecuencias de la mala calidad del trabajo.
La calidad de las 12 viviendas fue tan pésima que la agencia bancaria encargada se negó a recibir el pago.
-Estas casas las entregaron sin alumbrado eléctrico, con las losas del piso que se aflojaban cuando uno las pisa, sin llaves de agua, y a los tres meses de recibirlas ya había filtraciones-, explicó Cesar Arias.
-Fíjate si fue así, que el Banco se negó a cobrárnosla porque reconocieron que no servían para nada.
Lo expuesto por Arias fue confirmado por Catalina Medina, quien agregó:
-Cuando llueve yo me pongo en un puro nervio, porque tengo miedo de que el balcón se desplome y mate a uno. Y esto dentro de la casa es una chorrera de agua, lo mismo cuando llueve que cuando los vecinos de arriba echan agua para limpiar.
De acuerdo con los datos ofrecidos por la señora Espinosa, y los que aportaron otras personas que fueron consultadas en distintas localidades por donde pasó Dennis, cerca de un 40 por ciento de las familias que resultaron afectadas por este huracán están a la espera de una solución.